El presidente Martín Vizcarra planteó ante el Congreso de la República una cuestión de confianza por la aprobación del proyecto de ley de reforma del sistema judicial y político (Foto: Palacio de Gobierno)
El presidente Martín Vizcarra planteó ante el Congreso de la República una cuestión de confianza por la aprobación del proyecto de ley de reforma del sistema judicial y político (Foto: Palacio de Gobierno)

“La Palizada”, uno de los valses más populares, empieza así: “Somos los niños más conocidos de esta noble y bella ciudad. Somos los niños más consentidos por nuestra gracia y vivacidad. De las jaranas, somos señores y hacemos flores con el cajón. Y si se ofrece tirar trompadas, también tenemos disposición”. Según me contó Manuel Acosta Ojeda, los ‘karamanduka’ eran jóvenes fortachones que andaban de jarana en jarana, imponiendo su estilo desenfadado y pendenciero.

Este gobierno se ha dedicado a invadir los fueros de otros poderes del Estado, al igual que los camorristas ‘karamandukas’. Amparado en su alto índice de aprobación, el presidente Vizcarra fustigó ayer al Congreso. Una actitud que socava la frágil democracia que tenemos, pero con ello los oscuros asesores del mandatario encontraron la llave mágica para sostener la popularidad presidencial.

El Parlamento va saliendo de la narcosis en la que se encontraba, aunque quien preside esta fundamental institución se apegue sorprendentemente cada vez más al oficialismo.

Vizcarra está embalado, alojándose en un paraíso artificial propio donde se cree ‘El Supremo’, el origen y el fin del destino de 30 millones de peruanos. En este vértigo, ayer soltó la verdadera nuez de todo el desaguisado que vivimos. Lo evidente es que le urge disolver, echar, sepultar al fiscal de la Nación, Pedro Chávarry.

Voces enteradas afirman que Vizcarra está en serios problemas judiciales, también el ex presidente Kuczynski –a quien extrañamente fue a visitar– y toda la ‘gallada’ gubernamental. Esto explica sus disonantes declaraciones insistiendo en que Chávarry dé un paso al costado. Y quien lo acusa constitucionalmente, defendió con ardor a Toledo por Ecoteva.

Lo que se evidencia es que ‘la muchachada del karamanduka’ quiere burlar la ley. Por eso utilizan el deleznable argumento de la corrupción de Chávarry y una persecución política. Con sus asesores, que deberíamos conocer, Vizcarra arrinconó al Congreso y el fujimorismo, pese a haber obtenido solo 33 mil votos menos que PPK, se atarantó con la campaña en contra.

Irresponsablemente, el Gobierno hizo que las elecciones fuesen devoradas por el rocambolesco referéndum. Nadie sabe por quién votar y lo que es peor, interesa un pepino. Desafortunadamente para el Ejecutivo, Chávarry les salió respondón, los avances en el caso Lava Jato son evidentes y pide que Vizcarra respete lo inscrito en la Constitución.

El opio con el que nos adormecen será inútil ante la fuerte caída de la inversión pública –un descenso de 32.8% en setiembre–, básicamente por la inacción en obras de infraestructura. Tarde o temprano le pasará la factura.