(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

El caso de Daniel Mora no es un asunto privado. Ocultó una denuncia por violencia familiar presentada por su esposa, según el Parte Policial Nº 211-2019-REG-POL-L/DIVPOL. Se la ocultó al Partido Morado (PM), que él fundó y donde era secretario nacional de organización. Filtraba candidatos viendo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo. Ocultó que el 20 de marzo del 2019, la señora Lilia Virginia Jaureguy Sanguinetti de Mora (72) le contó a la policía que “(Mora) me dio una cachetada, rompiéndome la nariz, a lo que me defendí con mis manos; ante eso empezó a abofetearme y me caí al piso, estando ahí indefensa sin poder defenderme comenzó a patearme varias veces en la pierna”.

Mora la desmiente y dice que tuvo una crisis emocional, que hubo forcejeos, que cayó y se raspó la nariz. Mora revictimiza a su esposa, de acuerdo al expediente del 8º Juzgado de Familia de Lima. Un maltrato físico y psicológico no es algo doméstico. Alguien con un caso así no puede ser congresista. El PM reaccionó, aunque con la ausencia del señor Julio Guzmán, y le pidió su renuncia.

Mora acusa a Guzmán de ser desleal con él. La deslealtad, más bien, es de Mora con una sociedad que combate la violencia a la mujer. Según él, hay dirigentes y hasta candidatos morados que lo respaldan. Vaya, sería bueno saber quiénes son. En Huacho, Guzmán rehuye a las cámaras cuando le preguntan por Mora.

Si bien el PM pide al Jurado que retire a Mora, el trámite está incompleto. No han presentado una carta de solicitud de renuncia. Muy extraño. Mora tampoco ha dejado un solo documento en el Jurado. Puede ser elegido y solo quedaría que, por decoro, no reciba sus credenciales. Guzmán debe ir mañana al Jurado a pedir que saquen a Mora de su lista. En momentos así se ve la pasta de un líder. Veremos si Guzmán lo es.

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