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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Suspensión temporal de hostilidades es el significado de la palabra 'tregua'. A una semana de Navidad, los peruanos necesitamos sentir alguna sensación de tranquilidad. En la vorágine de un país en el que cambian muchas cosas, pero que en realidad no cambian nunca, hay un estado de hartazgo muy peligroso. Se evidencia en los rostros de nuestros compatriotas.

La forma violenta en la que conducimos nuestros vehículos, los ceños fruncidos, el miedo que nos cala cuando estamos en un centro comercial, incluso en nuestras casas, se debe a que tememos que una bala perdida termine en algún cuerpecito inocente.

Es tiempo de exigirles, con serenidad, a los prometedores de ilusiones que no nos vendan humo. Que hagan un gran esfuerzo para ser honestos en plantear lo que puedan cumplir. Que lo hagan con responsabilidad. Los peruanos, individualmente, hacemos mucho por sacar adelante a nuestras familias. Sin embargo, como sociedad, no hemos tenido suerte.

Hemos elegido mal. Los dirigentes se han encargado de maletear nuestra esperanza y, cómo no, nuestra ingenuidad. Nunca han logrado que el sistema institucional nos proteja; más bien, se han encargado de debilitarlo cada vez más. ¿Qué referentes le quedan al ciudadano de a pie? Ninguno. Por eso, en tiempo de Navidad, el espíritu puede ayudar a una reflexión madura y saludable. En algunos días se agudizará la batalla electoral. El fuego cruzado llegará de todas partes y los ciudadanos se encontrarán en medio de trincheras con muertos y heridos que ni siquiera conocen.

Que esta contienda que, nadie lo duda, será virulenta no nos alcance sin el descanso mental necesario para enfrentarla. Esos son mis mejores deseos navideños.

Tomemos la fuerza psicológica que requerimos para identificar nuestra guerra contra mentirosos, charlatanes y arribistas. Debemos estar preparados para ser firmes en la determinación de entregarles nuestro destino a aquellos que puedan lograr que mejoremos como sociedad y como país.