Mónica Delta: Retrato de familia

"La desgracia es que Nadine Heredia ha pisado a mi hijo" es la última frase del padre del jefe de Estado. Evidentemente, más allá de la excentricidad de alguien como Isaac Humala, encierra una sentencia: Ollanta Humala no gobierna.

El patriarca de los Humala, además, le advierte a su heredero que tiene muy pocos meses "para salvar el apellido" y no se le ocurre mejor consejo que el encabezar "un golpe para restaurar la Constitución de 1979".

Muchos consideran a Isaac Humala un personaje político (así se define él) cuyos decires carecen de total repercusión por descaminados y basados en despropósitos, pero al gobernante lo deja muy mal parado.

Ollanta Humala ha confesado que el asunto familiar, el hermano Antauro (encarcelado) con el que el padre siempre lo compara, es muy doloroso. El problema es que el asunto de familia no queda en su progenitor, pues el efecto negativo lo agrega su propia esposa.

El daño causado por Nadine Heredia supera largamente a don Isaac. La señora Heredia puede patalear (en su casa), contratar a sus abogados, desarrollar una estrategia de defensa ante la andanada de acusaciones a consecuencia de una mentira que no partió de sus opositores políticos ni de lo que ella llama sus enemigos mediáticos, sino de ella misma.

Dijo una y otra vez que las agendas no le pertenecían. Disparar y responder con frenesí por las redes sociales no convierte una mentira en verdad. Lo que interesa es que se demuestre esa verdad.

Para ello hay herramientas a las que la Sra. Heredia no quiere recurrir y, más bien, quiere evitarlas. Lo que no parece importarle es el tamaño del daño en el gobierno de su esposo. Ese es el peligro. La estratagema para no realizar esa prueba grafotécnica está provocando que el presidente Humala se desestabilice y no solo emocionalmente.

A estas horas, está tomando un respiro familiar en Manila, en la cita del APEC. No vaya a ser que necesite un tanque de oxígeno filipino y no quiera volver, para evitar el sofoco familiar.