[Opinión] Mónica Delta: Disparates e incongruencias. (Ministerio de Justicia)
[Opinión] Mónica Delta: Disparates e incongruencias. (Ministerio de Justicia)

¡Póngase de acuerdo en sus desacuerdos! ¿Dónde está la premier? ¿Por qué el presidente Castillo se demora tanto para decidir un reemplazo? ¿Patrón de conducta? Intentar estar bien con Dios y el diablo al mismo tiempo resulta más nocivo para un gobierno que se desgasta prematuramente. El ministro de Justicia, Aníbal Torres, está cada vez más contradictorio y deslenguado. ¿Qué gana hablando de la muerte civil para no vacunados? A quién le afecta si no al mismo Ejecutivo que se despache, tan ordinariamente, contra el presidente del BCR, Julio Velarde, cuyos pergaminos durante los últimos quince años lo acreditan como el mejor en su rubro y cuyo efecto es evidentemente un bumerán contra la estabilidad económica, obligándolo, tras el dislate, a retractarse una vez más.

Al Dr. Torres lo hemos escuchado pregonando que Fujimori debe ir a la cárcel ordinaria como lo decidieron con Montesinos, sin privilegios, y hoy asegura que evaluaría un indulto si lo pidieran, cuando nadie de su familia lo ha solicitado. Muchos consideraban a Aníbal Torres como “lo mejorcito” alrededor de Pedro Castillo, cuyo papel debiera ser el gran orientador del jefe de Estado en temas legales, pero parecen haberse agudizado las debilidades al interior del gabinete con la designación de cada vez más funcionarios poco idóneos para los encargos dentro de la administración pública.

Hay un trabajo en el que el representante del Ministerio de Justicia debería enfocarse y es precisamente en la interna. Prever los líos legales en los que se está metiendo el entorno presidencial como las consecuencias penales de la acusación más reciente contra el secretario de Palacio por chats donde se evidencia intención de presionar al jefe de la Sunat para favorecer a una empresa. Justo cuando el ministro de Economía está pidiendo facultades para subir impuestos, debería ser una misión del titular de Justicia. En lugar de llamar “gordito a Velarde” “muchachito tonto” a un periodista, debería aconsejar a su jefe máximo sobre los límites del poder y de la ley. Sería un gran aporte para el país.