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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Mi sensación, no sé si la comparten, es como si este gobierno tuviese años en el poder. Hay un desgaste muy prematuro y solo han pasado 10 meses. No hay frescura ni creatividad en las reacciones del gabinete PPK.

Era claro que el affaire Chinchero y su adenda traía una avalancha para llevarse de encuentro a Martín Vizcarra. No lo evitaron. Fue sacrificado con su renuncia cuando la censura ya mostraba la garra.

Ahora, los naranjas quieren más sangre y buscan que renuncie a la vicepresidencia, lo que, a todas luces, sería un despropósito. Y van por más cabezas. ¿Basombrío? ¿Patricia García? Pero eso es la oposición. ¿Dónde estaban los operadores políticos del presidente de la República? ¿Dónde estaba Fernando Zavala, el simpático primer ministro que se 'whatsapea' con Keiko? ¿Dónde estaban los asesores y publicistas que trabajan en el entorno palaciego? Lo ocurrido es consecuencia de un error del Ejecutivo.

En política, el arte de la negociación es una ciencia y para todo gobierno es un imperativo. Los congresistas de oposición son vocingleros, muchas veces hacen más ruido que daño, pero si el gobierno no tiene sus guerreros que sepan lidiar con mayorías voraces como la fujimorista, entonces van muertos. Los naranjas son multitud; sin embargo, apristas y los AP que son pocos hacen más bulla que los dieciocho ppkausas juntos.

Es momento de un cambio de gentes en el entorno de Pedro Pablo Kuczynski. No sería una mala idea que el gabinete se refresque y el jefe de Estado aproveche la cercanía de Fiestas Patrias para cambiarlo. En estos pocos meses, los ministros no han logrado darle dinamismo a la economía, el destrabe está contaminado por Odebrecht, y los paseos de Toledo en Nueva York no le favorecen a PPK. El ambiente anda enrarecido. El Niño costero le dio al gabinete Zavala un respiro durante la emergencia, pero eso ya fue. El país necesita un cambio de equipo que nos ayude a movernos. Estamos trabados.