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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Mientras Cateriano, en su calidad de copiloto, sigue en un afán de sortear nubes negras para alcanzar gran altura y llegar a destino, el piloto principal sigue enfocado solo en los programas asistenciales, que pueden ser importantes para su propio aterrizaje pero que no abonan a la mejora de la productividad que el país requiere.

Humala no solo es monotemático en los discursos que da en el interior del Perú, sino que busca sembrar 'cucos' asegurando que quien lo suceda tratará de desmantelar su "obra social".

Mientras tanto, en las cabinas de ese "avión" maltrecho, que requiere cambio de rumbo y harto mantenimiento, vemos pasar el escándalo de los pañales del Ministerio de la Mujer, el by-pass de 28 de Julio y la inseguridad galopante.

Entidades que deberían tener en alerta sus radares, como la UIF, Sunat y Contraloría no parecen muy preocupadas, por ejemplo, en que los Orellanas y los Oropezas no sigan pasando por nuestras narices en sus lujosos autos y con maletines llenos de dinero no fiscalizado, y más bien parecen más ocupados en los aportantes formales.

Los indicadores no son auspiciosos. Construcción, uno de los pilares para el crecimiento de la última década, ha caído en casi un 10%. No se veían esas cifras desde el 2004. El índice de crecimiento total no alcanza ni el 1%. Por ende, la proyección anual se estima en poco más de 3%, según los más optimistas. La poca previsión y el ruido político jalonean todo esfuerzo hacia abajo. La desaceleración en sectores clave como el minero e hidrocarburos se ve agravada por la falta de manejo de los conflictos socioambientales. Todo el mundo quiere llevar agua para su molino, aunque esta llegue "desalinizada" como en el caso de Tía María, que apunta a ser un nuevo Conga. El ciudadano quiere orden, justicia, seguridad y futuro. Quiere un piloto a la altura del momento histórico del país.