Los productores agropecuarios podrán acogerse a esta ley hasta junio del próximo año. (Foto: USI)
Los productores agropecuarios podrán acogerse a esta ley hasta junio del próximo año. (Foto: USI)

Escribir aquí me hace sentir menos miserable, deudor de pensamientos y egoísta. Gracias al diario por ayudarme con el pago de las deudas de mi espíritu. Una que me hace sufrir es el hecho vergonzoso de que la Ley de Promoción Agraria (LPA) no sea permanente en el Perú, dando seguridad jurídica, estabilidad de inversiones y aceleración de impactos sociales y económicos.

Lo fundamental de la LPA es el reconocimiento del trabajo temporal en el agro, menores costos laborales y tasa flat de 15% de Impuesto a la Renta, que vienen produciendo, para ser copiado, una gigantesca formalización agraria, en el sector rural del Perú.

Parece de locos. Esta ley que ha dado y viene dando tantos éxitos al Perú está bajo las dudas de legisladores que actúan con avaricia y pésimo sentido común. Me cuentan que dicen “ah, es para empresas privadas; entonces, no”.

No entienden ni quieren entender que las empresas hacen a los países grandes y prósperos. Parecería que quisieran mendigos de sus prórrogas, cuando esta ley, exitosísima por donde se le viera, debería ser para todo y para siempre.

Los políticos cuestionan si el crecimiento en el agro ya fue suficiente y si debiera regresarse a la deplorable situación anterior. Aquí es donde me paro en una mesa para gritar en lenguas muertas y, luego de recuperarme, digo: “No, el crecimiento es como el amor, nunca es suficiente y menos aún en el Perú, donde hay muchísimo que hacer”.

Dé una señal, señor presidente. El director no mira al público hasta que termina de dirigir a la orquesta. No vaya a querer aplausos sin que hayamos escuchado ni una nota de promoción del empleo y la empresa. En la orquesta queremos trabajo y éxito y usted nos está dando la espalda.