El peso  del carnet. (Foto: Facebook/Wider Herrera)
El peso del carnet. (Foto: Facebook/Wider Herrera)

La demostración más grosera de que el Minsa es la tajada que le tocó a Perú Libre en la repartición de prebendas después de que Pedro Castillo asumiera la presidencia de la República es que –sin ningún rubor ni vergüenza– la ministra Kelly Portalatino ha nombrado al abogado de la mamá de Vladimir Cerrón como secretario general del ministerio, sin que se le conozca experiencia alguna para desempeñar el cargo.

Un personaje que, por si eso fuera poco, cuenta además con denuncias graves por maltrato físico y sicológico, como informó ayer Perú21.

Adicionalmente, el diario El Comercio reportó la presencia de un buen contingente de cerronistas encaramados en altos cargos de dicho portafolio. Podría entenderse que traten de poner a su gente en cargos de confianza, el problema es que el nivel de los funcionarios que están ingresando a las entidades del Estado, respondiendo a cuotas partidarias, es mayormente deplorable.

Sin ir muy lejos, es lo que sucede, por ejemplo, con otro paisano presidencial que acaba de ser designado como jefe de gabinete en ese mismo ministerio, un médico que también arrastra un rosario de procesos administrativos y denuncias en su contra por irregularidades cuando fue Director Regional de Salud en Cajamarca.

Así, entre chotanos de primera fila, carnetizados diversos y apadrinados por el dueño de Perú Libre, hablamos de un copamiento de planillas que no tarda en traducirse en gastos innecesarios, ineficiencia y, en general, un galopante deterioro de los servicios a la ciudadanía y ni qué decir del funcionamiento de las instituciones del Estado.

La modalidad del tarjetazo, las varas “de arriba” y el pago de favores políticos con nombramientos o contrataciones en la administración pública no es novedosa ni reciente. Lo han hecho gobiernos anteriores. Pero bajo el actual régimen se están rompiendo todos los récords de incompetencia e inmoralidad, pues no nos referimos a puestos de rango menor sino a posiciones claves para el desarrollo del país o, como en este caso, el cuidado de la salud de los peruanos.

Lamentable que para el oficialismo el Estado no signifique más que un botín al que se sienten con derecho de repartir entre los suyos, sin que les importe para nada la calidad de los profesionales que realmente necesita el país.