Durante esta madrugada se registró un fuerte sismo de magnitud 8.0, en la provincia del Alto Amazonas, en la región de Loreto. (Foto: Bomberos)
Durante esta madrugada se registró un fuerte sismo de magnitud 8.0, en la provincia del Alto Amazonas, en la región de Loreto. (Foto: Bomberos)

En los últimos tres días ocurrieron seis sismos en el Perú, de los cuales uno califica como cataclismo: Loreto (M 8.0), Arequipa (M 4.1 y M 4.8), Callao (M 4.8), Ucayali (M 4.6) y Áncash (M 4.2). Esto debería bastar para recordarles a las autoridades que nuestro país está en el Cinturón de Fuego y, por eso, es altamente vulnerable a estos eventos.

En ese sentido, considerando que en Lima –ciudad con mayor densidad poblacional del país– no ocurre un sismo de gran magnitud desde hace 45 años, se puede afirmar que la capital vive una silenciosa e impredecible cuenta regresiva, la cual lamentablemente no ha sido acompañada de políticas públicas concretas.

Una muestra de ello es la falta de proactividad, desde hace décadas, en el Ministerio de Cultura sobre los miles de monumentos históricos en riesgo de colapso, cuya intangibilidad ha sido “defendida” a capa y espada por esta decorativa entidad, pero que en la práctica no se ha traducido en acciones para mitigar el riesgo. Por ejemplo, según la Municipalidad Metropolitana de Lima, solo en el centro de la ciudad hay unas 1,000 casonas en riesgo de colapsar por sismos o lluvias. Ello no solo es un peligro para quienes viven en estos inmuebles, sino para quienes transitan las calles.

¿Qué ha hecho Cultura al respecto? Además de impedir que los propietarios de los inmuebles solucionen el problema, no ha hecho nada. Ese ministerio ni siquiera tiene una partida de “Reducción de vulnerabilidad y atención de emergencias por desastres”. Lamentable.

El riesgo es muy real. Sin embargo, con un ministerio tan decorativo como la cornisa que se cayó del Hospital Arzobispo Loayza tras el sismo de Loreto, difícilmente este será mitigado.