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Carlos Tapia,Opina.21Durante la revolución mejicana, el general Álvaro Obregón, uno de los jefes revolucionarios que luchaban entre sí, decía que había que cuidarse de los falsos aliados que no sabían resistirse a un cañonazo de 50 mil pesos. En nuestro país son pocos los que saben resistirse a este tipo de cañonazos.

A propósito, involucrar a las FF.AA. en la lucha antinarcóticos es un grave error. No solo se busca suplantar una función policial, sino además exponer a sus miembros a recibir varios cañonazos. Además, si una patrulla decomisa a unos mochileros 30 kg de droga y en el interrogatorio declaran que eran 50 kg, todos los efectivos terminarán en un juicio embarazoso y comprometiendo a sus jefes, aunque en la ley aprobada se quiera evitar esto juzgándolos en el fuero militar.

De otro lado, el Ejército no está formado para establecer el control poblacional, pero sí el control territorial, al contrario de la PNP. ¡Cuidado! ¿Qué cosa haría un pelotón de comandos ante la creciente violencia entre los mochileros que transportan la droga y los delincuentes que los asaltan, con muertos, heridos y chantaje a la población civil? ¿Acaso no merece una investigación y presencia policial? Habría que aprender de la positiva coordinación policial-militar en el Frente Policial del Huallaga, donde las funciones estaban diferenciadas y se logró el éxito.

Pareciera que si todavía no se ha terminado con "los rezagos" conducidos por los hermanos Quispe Palomino, ¿por qué distraer el esfuerzo militar? Por último, ¿la situación del país es tan grave para encargarles a las FF.AA. la lucha antinarcóticos, el control de protestas antimineras, el patrullaje en las ciudades y hasta su ingreso a las universidades para combatir al Movadef? Solo falta que pongan las papeletas de tránsito.

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