Yonhy Lescano aseguró en su defensa que su teléfono celular "fue manipulado por terceras personas" . (Foto: GEC)
Yonhy Lescano aseguró en su defensa que su teléfono celular "fue manipulado por terceras personas" . (Foto: GEC)

Pareciera que se ha vuelto costumbre que, cada vez que los peruanos pensamos que nuestra clase política no puede caer más bajo, aparezca algún político que rebaja más el estándar. Esta vez fue un congresista cuyas propuestas, la mayoría de ellas populistas, tienen considerable aceptación de la ciudadanía e incluso se lo presumía presidenciable en 2021.

En los últimos días, se dio a conocer la noticia de que el congresista que habría acosado a una periodista era Yonhy Lescano. Aquello originó la indignación de la ciudadanía y la decepción de muchos que tenían la esperanza de que el legislador sea el próximo presidente de la República. Sin embargo, lo que más molestia causó fueron las diversas versiones contradictorias que dio a la prensa. Asimismo, es muy preocupante que Lescano no asuma la responsabilidad de sus actos y se limite a victimizarse, argumentando que es víctima de un complot del fujimorismo y el Apra.

Puesto que, en otros países, por motivos iguales e incluso menores, los funcionarios públicos involucrados habrían renunciado de inmediato; sin embargo, en el Perú tenemos congresistas con prontuarios muy similares a los de delincuentes. Incluso, tenemos un condenado por la justicia por el robo de gasolina, pero que, gracias al vergonzoso blindaje de Fuerza Popular, no puede ser arrestado para que cumpla su condena. Así como se usó la indignación de la gente para reformar la justicia, habrá que canalizar la misma indignación para reformar el modelo parlamentario y, de ser necesario, eliminar la inmunidad parlamentaria que se ha convertido en impunidad. Aquello podría ser el caballito de batalla de Vizcarra, cuya aprobación sigue cayendo; y, así como lideró la reforma judicial, podría ser su oportunidad de liderar la reforma contra la impunidad parlamentaria.

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