Fachada actual del Hospital del Niño, el cual recibe a miles de pacientes a diario. (Foto: Difusión) 
Fachada actual del Hospital del Niño, el cual recibe a miles de pacientes a diario. (Foto: Difusión) 

La evidencia sugiere que la provisión oportuna de tratamientos médicos de alta calidad evita la progresión y complicaciones de enfermedades en los pacientes (Manns et al., 2012). Por ello, los países de la OECD destinan gran cantidad de recursos al gasto farmacéutico. Uno de cada cinco dólares para el sector salud se usa en la compra de medicamentos.

Lamentablemente, en nuestro país la realidad es distinta, ya que, desde inicios de año, el Ejecutivo da muestras de que la salud de los peruanos no está entre sus principales prioridades. Las cifras lo muestran.

La actual gestión heredó un presupuesto de S/544 millones para comprar medicamentos –el mayor de la historia–, pero a menos de dos meses de terminar el año, solo ha ejecutado el 41%, equivalente a S/223 millones. La ministra Silvia Pessah indicó que se ha “ahorrado” S/200 millones en la compra de medicamentos (Gestión, 15/10/18).

Cuando alguien decide ahorrar, es porque suele tener un excedente de recursos que no necesita. Por ello, opta por guardarlo, ganar la rentabilidad que ofrece el mercado y gastar más en el futuro. Sin embargo, este no es el caso.

Decidir gastar menos en tratamientos para “ahorrar” carece de sentido, considerando que en salud persiste una escasez crónica de medicamentos y, sobre todo, que los recursos “no gastados” no implicarán una mayor cantidad de medicinas en el futuro, puesto que volverán al fisco.

Esto preocupa porque también estamos “ahorrando” en otras cuentas, como equipos médicos, en la que de S/213 millones vamos gastando menos de la mitad.

Indiscutiblemente, la prudencia fiscal es clave para la salud de la economía. No obstante, si vamos a “ahorrar”, toquemos otros ministerios más prescindibles.

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