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Redacción PERÚ21

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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com

En el bolo, como sabemos, se encuentra el fiscal Carlos Ramos Heredia, primo segundo de la primera dama, Nadine Heredia, y cuestionado actualmente por supuestos vínculos con el presidente de la Región Áncash, César Álvarez.

La decisión de llamar a elecciones de un día para otro trae consigo el sinsabor típico de la criollada, esa clásica movida que apuesta a pasar desapercibido un hecho que se sabe será cuestionado. Si la necesidad era tapar la elección, pues debemos suponer que algo está mal, que saben de antemano que están apostando a un resultado que debidamente analizado sería rechazado.

Y la verdad es que sobran las razones para rechazar al fiscal Ramos Heredia. En primer lugar, por ese triste comportamiento al ser revelado su parentesco con la primera dama. No sólo negó en distintas oportunidades el parentesco (de las cuales felizmente tenemos el registro) sino que, una vez desenmascarado, siguió tropezándose en versiones inverosímiles.

Los problemas entonces no se circunscriben sólo a la relación familiar del fiscal con el poder central sino también en su proceder profesional. Ahí están para mayores detalles las denuncias del congresista Modesto Julca, quien incorpora a Ramos Heredia en la "red de impunidad" que ha favorecido al cuestionado presidente regional.

Por otro lado, llama tremendamente la atención que no hayan reparado en Palacio en ese escenario (¿o será que lo tienen tan contemplado que están dispuestos a estirar las preocupaciones sin que eso les afecte?). Lo cierto es que la primera dama pronto tendría a otro miembro del clan Heredia en las altas esferas del organigrama gubernamental.

¿Debería preocuparnos el nutrido tejido del clan Heredia? Pues en un país con tamaña fragilidad institucional, es obvio que sí. Lamentablemente, pareciera que ello solamente preocupa cuando de enemigos políticos se trata. Para el primo, la vara es distinta.