México está por imitar a EE.UU. y Bolivia para convertirse en la tercera nación del mundo en donde los jueces son elegidos por voto popular. Esta iniciativa demencial del saliente presidente López Obrador ya ha sido aprobada por la Cámara de Diputados y se descuenta que tendrá el mismo resultado en la Cámara Alta. En Bolivia este modelo, instaurado por Evo Morales, ha terminado siendo un desastre por las mismas razones que lo será en México y lo sería en Perú.
Es cierto que nuestro actual sistema judicial es una calamidad y que tenemos que padecer jueces politizados y abusivos como César San Martín, o jueces ignorantes y “oenegizados” como ese que ha paralizado la mina Conga, pero este proyecto mexicano no es una buena idea a imitar y el remedio va a ser peor que la enfermedad porque:
1) No confío para nada en el criterio del “electarado” para elegir magistrados. ¡Si no saben ni siquiera elegir bien a sus alcaldes distritales (por no decir presidente, gobernadores o congresistas)! Y como el tema les es abstruso, terminarían votando en blanco o nulo. Así, en Bolivia ha llegado a haber 60% de votos nulos en este tipo de comicios.
2) Se politizaría el Poder Judicial aún más de lo que está, pues los jueces elegidos terminarían respondiendo directamente a los políticos de turno y sus clubes (porque no son partidos los que tenemos). Es más, hasta estos últimos podrían acabar ocupando altos cargos judiciales. ¡Imagínense a Pepe Luna o a Vladimir Cerrón de presidente de la Corte Suprema!
3) Con la cantidad de dinero que mueven las mafias hoy (oro y madera ilegales, narcotráfico, tráfico de terrenos y personas, pesca negra, contrabando, etcétera), muy pronto estas bandas infiltrarían a sus allegados (como ya lo hicieron en el Congreso o en el Ministerio de Vivienda), y terminaríamos con jueces que responderían al crimen organizado antes que a la Constitución. Me dirán que el sistema se aplica parcialmente en EE.UU., pero ni Bolivia o México son EE.UU….