'Mitad monjes, mitad soldados'.
'Mitad monjes, mitad soldados'.

Como a muchos que han alzado la voz en estos días, las demandas judiciales contra periodistas valientes como Pedro Salinas y Paola Ugaz me parecen un abuso y una amenaza a la libertad de expresión. Ambos están sufriendo la consecuencia del éxito de su investigación publicada en Mitad monjes, mitad soldados, donde dieron a conocer de forma contundente y documentada los abusos sexuales a menores que se cometieron al interior del Sodalicio de Vida Cristiana bajo el liderazgo del inescrupuloso Luis Fernando Figari.

Para quienes no están al tanto de lo que vienen enfrentando Salinas y Ugaz, han sido querellados por el monseñor José Antonio Eguren, arzobispo de Piura y Tumbes, y figura cercanísima a Figari. Las denuncias llegan a más de tres años de haberse publicado Mitad monjes, mitad soldados, y se sustentan en una columna y unos tuits recientes que básicamente son una continuación de esa investigación.

Diera la impresión de que a Eguren le incomoda mucho que le hayan recordado que fue parte del círculo cercano de Figari, a pesar de que él mismo lo ha confirmado. En agosto de 2006, en su discurso de toma de posesión como arzobispo, señaló: “Gracias, especialmente a ti, Luis Fernando, mi padre fundador, que, con tu testimonio, tus enseñanzas y cercanía de amigo me has ayudado siempre a abrirme con confianza al Designio Divino en mi vida”. A eso sumemos que la primera denuncia periodística contra el Sodalicio fue presentada en 2000 contra el sodálite Eguren por su rol dentro de la casa que tenían en San Bartolo, sobre la que sobran historias perversas.

Silenciar a quienes buscan la verdad es volver a la inquisición. Pero en pleno 2019, cuando la libertad de expresión se defiende, Pedro Salinas y Paola Ugaz no están solos. Tampoco lo están las víctimas del Sodalicio.

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