PPK, Martín Vizcarra y Mercedes Aráoz (USI)
PPK, Martín Vizcarra y Mercedes Aráoz (USI)

El pasado 21 de diciembre, el Congreso votó el pedido de vacancia presidencial, por la causal de incapacidad moral permanente. La postura de un bloque de Fuerza Popular liderado por Kenji Fujimori –producto de un muy aparente intercambio de votos a cambio del indulto a Alberto Fujimori–, inclinó la balanza en favor de Kuczynski.

Está en marcha un segundo intento de vacancia. La mayoría ciudadana respalda la medida, que no considero adecuada ni conveniente, porque, a pesar de la mala gestión y falta de liderazgo de PPK, los congresistas no han expuesto nuevas pruebas para sustentar la incapacidad permanente.

Sin embargo, en caso de que prospere la vacancia, el vicepresidente Martín Vizcarra (desconocido por 81% de peruanos; Ipsos, marzo de 2018) debería asumir el cargo. Su lealtad debe ser con los electores y sus obligaciones con el mandato constitucional.

Por otro lado, hoy cumplen ocho meses presos el ex presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia. El repudio popular hacia ellos y el aplauso por su detención no deberían ser el sustento para la reclusión. No apunto a una defensa frente a los graves cargos que se les imputan, sino al entendimiento de la prisión preventiva como una situación excepcional de la dinámica procesal penal, en un Estado de derecho que –en teoría– consagra el principio de igualdad ante la ley. Humala y Heredia son figuras llamativas entre miles de peruanos encarcelados sin sentencia.

Para terminar con los mensajes impopulares, resulta tragicómico que cada vez que alguna organización política pretende desviar la atención del debate público, sugieran la pena de muerte para los violadores. Propuesta respaldada por la gran mayoría, que plantea que nuestro desprestigiado sistema de justicia decida condenas de muerte. Sí, en relación a la pena de muerte también discrepo de la mayoría de mis compatriotas.