Medio ocre, la situación ¿no?

“El Perú ha perdido competitividad en atraer inversiones por debilidad institucional y falta de un horizonte claro y predecible”.  

Fecha de publicación: 17/05/2025 12:07 am
Actualización 17/05/2025 – 12:05

La presidenta Boluarte va expedita a un posible segundo papelón en el Vaticano, sin ser acompañada por los presidentes del Poder Judicial y el Congreso. León XIV conoce el panorama político del Perú sin problema y tiene, además, conocidos en quienes confía que le informarán lo que necesite saber. La presidenta del Poder Judicial ha preferido no validar la conveniencia del viaje y el presidente del Congreso no exponerse a riesgos. La presidenta está ahora en el dilema de jugar a la segura y no solicitar reunión, generando la extrañeza de que la nacionalidad compartida no lo facilita, o hacerlo y exponerse a lo que el papa León XIV crea que es conveniente transmitir en dicha reunión. Esperemos que, al menos, el atuendo sea mejor para la próxima foto, si la reunión ocurre. Y nos mantendremos a la espera de las palabras del papa sobre el Perú, que llegarán tarde o temprano.

El gabinete se sinceró, finalmente, y probablemente no cambiemos de primer ministro hacia el futuro, al menos por intención de la presidenta. El ministro Arana venía siendo conocido como el primer ministro en la sombra, según el anterior premier Otárola, quien podría reaccionar alimentando con más declaraciones y detalles lo que fue su paso por el gabinete, incluido el eventual abandono del cargo por la presidenta, que teniendo el Perú problemas mucho más graves que atender, no puede ser tampoco considerado un distractor porque puede implicar la falsificación de la firma de la presidenta en al menos tres decretos supremos, que no es poca cosa. Esa pita se va a ir desanudando poco a poco, se quiera o no.  

Ha trascendido que el anterior titular del MEF perdió el puesto por oposición interna al proceso de transferencia de proyectos de infraestructura desde distintos ministerios, afectando los presupuestos respectivos y las cuotas de poder. Ese anuncio, hecho con gran énfasis por la presidenta Boluarte, le costó el puesto según los entendidos. Una reforma pequeña, pero que no calculó los callos generados. En política nunca se puede dejar de tener en cuenta al enemigo interno, que muchas veces es el más beligerante. Lo sorprendente es que esa decisión no se haya discutido antes de ser anunciada, y que aborte de esta manera, requiriendo que la presidenta finja que nada pasó, pero ya nada debería generar mayor asombro, por lo menos hasta el fin de mandato.

Esta dificultad para hacer reformas nos va a costar caro, no específicamente con relación a esta reforma, sino por la falta de un sentido de urgencia en los actores políticos respecto de mejorar condiciones para permitir un mayor crecimiento económico futuro. Estamos en una situación de piloto automático, directo hacia la montaña. El Perú ha perdido competitividad en atraer inversiones por debilidad institucional y falta de un horizonte claro y predecible.  

Se ha desandado lo esencial en la reforma para mejorar la calidad de la educación universitaria y agujereado la carrera magisterial, en un momento en la historia en que la calidad de la educación es más que nunca imprescindible para aspirar a ser competitivos. A nivel global la valla ha aumentado mientras nosotros bajamos nuestros estándares y esfuerzos para lograrlos. El denominador común de las administraciones de Pedro Castillo y Dina Boluarte, y más aún el Congreso actual, es la mediocridad como doctrina.  

El expresidente golpista no solo nos atiborró el Congreso de malos maestros, tanto en lo académico por no pasar exámenes y oponerse a las evaluaciones, como en lo personal por ser capaces de mochar sueldos, aunados al desmantelamiento de la Sunedu, ahí sí promovido por una serie de agrupaciones políticas beneficiarias de universidades de poco nivel académico, que estafan a peruanos necesitados e ilusionados de que una educación universitaria podría generarles movilidad social.

Hacer reformas para recuperar competitividad es crear empleos futuros sostenibles, debería ser algo que nos una en un país donde las tres cuartas partes de la población empleada es informal. ¿Cómo vamos a hacer para pasar las reformas que son necesarias? Inmenso reto que requerirá creatividad y pragmatismo en dosis no conocidas. 

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