No hay nada que moleste más que cuando luego de un largo día, sentimos una contractura en el cuello que nos comienza a molestar. Frecuentemente, no le hacemos mucho caso y continuamos con nuestra vida. Estos músculos contraídos lo que hacen es atrapar un nervio, el nervio occipital mayor conocido también como el nervio de Arnold, y lo va inflamando. Dos a tres días después de iniciada la molestia, tomamos un analgésico, un día o quizá dos, y ¡vamos pa delante!
A la vuelta de una semana, esa contractura se convierte en diaria y se va agregando un dolor de cabeza constante, y la sentimos como si nos apretara un gorro. Este dolor es leve a moderado en intensidad y nos permite seguir con nuestras labores del día a día. A este dolor de cabeza se le conoce como cefalea tensional.
La cefalea tensional es la “cefalea del No”: no es intensa, no me molesta la luz, no me molestan los ruidos, no me produce náusea y no me restringe en mi día a día. Este tipo de dolor se trata con antiinflamatorios y relajantes musculares por 7 a 10 días. Curiosamente, esta contractura de los músculos del cuello produce una sensación de mareo constante, es fastidioso, no impide caminar, pero “uno se siente raro”, y cuando se acuesta en la cama y gira la cabeza, se marea. Lo primero que hacemos es acudir al otorrinolaringólogo quien no encuentra mayores problemas en el oído.
Es muy frecuente la pregunta si deben hacerse “masajes descontracturantes” para esta cefalea tensional. Personalmente, creo, que, si van a comenzar un tratamiento de fisioterapia, debe ir más allá de tan solo masajes. Es decir, deben aplicarles calor local, electricidad y ultrasonido. Al final de todo esto, viene el masaje. Esta terapia debe ser tres veces por semana e indicada por un médico fisioterapeuta. Los “masajes descontracturantes” dan una sensación de alivio transitorio.
Cuando evaluamos en el consultorio un paciente con estas características, son dos otros diagnósticos en los cuales debemos pensar. El primero es que, si al dolor de cuello se le asocia fotofobia, náuseas y discapacidad para continuar con las funciones diarias, entonces con un 94% de certeza estamos frente a un paciente que tiene migraña y no cefalea tensional.
Asimismo, si al dolor de cabeza que tiene el paciente (y motiva que venga a consulta), se le asocia dificultad para comenzar a dormir o insomnio, pérdida de interés en las cosas que siempre le han gustado, irritable con las personas que lo rodean o presenta pensamientos negativos, entonces esa persona tiene un desajuste en el estado del ánimo que muy probablemente sea el inicio de un cuadro depresivo. El dolor de cabeza es tan solo la punta del iceberg que le está avisando que algo raro pasa con él.
Para finalizar, el paciente con cefalea tensional no debe usar analgésicos que produzcan habituación como la codeína o el tramadol y menos por periodos prolongados, debido al peligro de desarrollar adicción a ellos.