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Redacción PERÚ21

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Mónica Delta,Opina.21En un país donde la palabra está devaluada, un gesto de coherencia resultaría indispensable para recuperar un poquito de fe, pero no es el caso. Desafortunadamente, una vez más, la decepción resulta la regla y no la excepción.

La alcaldesa Villarán, quien levanta como bandera la honestidad, ha decidido romper su compromiso de no ir a la reelección utilizando un argumento, desde mi punto de vista, falaz y "teatrero", que no la ayuda. Susana nos quiere convencer a los millones que vivimos en esta ciudad que quiere ser reelegida en un acto de "sacrificio personal" porque no le queda más remedio que defender todo lo bueno que, considera, ha hecho y que no existe "nadie más" que garantice que no se retrocederá en lo avanzado. En otras palabras, Susana nos asegura que es la única que puede salvar esta caótica capital, porque no hay candidato o candidata que pueda hacer las cosas mejor que ella.

Primero, todo trabajo es perfectible. Segundo, muestra una postura mesiánica de considerarse irreemplazable. Tercero, no hay ni pizca de autocrítica ni humildad respecto a todos los errores y 'horrores' de los primeros años de gestión. En el proceso de revocatoria, cuando las cosas estaban color 'hormiga' para ella, pidió a los electores, con lágrimas en los ojos, una oportunidad para terminar su mandato. Un año y medio después, a quienes la apoyaron entonces, y evitaron que salga de su puesto antes de concluir su mandato, les demuestra que ni se acuerda de lo que dijo. Los malabares que hace en la explicación sobre sus "decires" responden, en realidad, a una negativa coyuntural, sin compromiso, para salir del escollo de una "indigna expulsión". Esa es la verdad. No discuto si Susana aprendió o no a hacer bien las cosas en la alcaldía, porque eso está por verse.

Lo que me queda claro es que va a la reelección por ella, y no por nosotros o por la ciudad de Lima. Probablemente lo tuvo decidido desde el primer día, en que por un golpe de suerte y un 'potoaudio' se sentó en el sillón de Nicolás de Ribero.