(GEC)
(GEC)

¿Cómo diseñar la manera en que vivirá el Perú un día después de unas elecciones inesperadas que suceden a un enfrentamiento agotador entre Ejecutivo y Legislativo? Lo más cercano que se me ocurre es que se tendrá que lograr “un matrimonio de conveniencia, ya que están agotadas las posibilidades de diversión”.

Si queremos evitar la pérdida de un lustro más de crecimiento y reducción de la pobreza, debe eliminarse la dinámica de confrontación entre los poderes del Estado: Judicial, Ejecutivo y Legislativo.

Por más entretenida que haya parecido la contienda, ya no hay espacio para esa diversión. Ahora corresponde, como en los viejos tiempos, armar un matrimonio de conveniencia para cumplir obligaciones derivadas del compromiso. No es tan difícil si pensamos que, a diferencia de otros, este matrimonio no tiene que durar toda la vida ni “hasta que la muerte los separe”. Se trata de lograr algo positivo en poco más de un año. Para ello se requiere un acuerdo (pre o posmatrimonial) sobre metas de consenso: en 2020 necesitamos crecer 4%. Eso requiere inversión en infraestructura. Y la forma de acelerarla es agilizando expropiaciones, por aquello de la “necesidad pública”. ¡No puede ser tan difícil!

¿Queremos inversiones de mineras que respeten DD.HH. o vamos a dejar que se apropien de ellas las mafias que contaminan con mercurio y cianuro, y explotan a campesinos en extrema pobreza con su agregado de contrabando, narcotráfico, prostitución de menores y esclavitud? Porque a la empresa formal se le puede exigir, pero el Estado no se atreve a enfrentar a las mafias. Van solo dos temas; identifiquemos seis que nos lleven a ese 4%. Y después, un divorcio notarial: por mutuo acuerdo.

TAGS RELACIONADOS