Sin máscara

La intolerancia ha caracterizado al nacionalismo desde sus primeros días; es parte de su ADN. La mentalidad militar del presidente Humala, imaginamos, tendrá mucho que ver, así como las personalidades que lo rodean (empezando por la de su esposa, la Sra. Heredia).

No debería llamarnos la atención, por ello, los exabruptos en los que incurre permanentemente. Ayer, por ejemplo, tildó de "loco" y "salvaje" al magistrado César Rojas. ¿El delito? Poner bajo los reflectores los ingresos de la primera dama, presidenta del partido y cogobernante, la Sra. Heredia.

Pero no es el único; de hecho, persisten en ese lenguaje antidemocrático en conjunto, como avalándose los unos a los otros. La Sra. Heredia, en lamentable despliegue populachero, no solo corroboraba este pensamiento, sino que acusaba a la partidocracia de innumerables yerros, aludiendo (no sabemos si por ignorancia o pura provocación) a los "logros" de este gobierno. ¿Cuáles logros se preguntarán? ¿La desaceleración de nuestra economía? ¿El despilfarro de miles de millones en megaproyectos cuestionados? ¿El éxodo masivo de copartidarios? En fin, como dijimos, es parte del ADN.

Preocupa, no obstante, la alegría con la cual posó al costado del inefable Sr. Urresti cuando este acusaba a la prensa, específicamente a este diario, por ejemplo, de montesinista, mientras –como siempre– insultaba a líderes políticos, como se dice, por la cámara. ¿Esa es la política que alienta la Sra. Heredia? ¿Eso es lo que debemos esperar los últimos meses de nacionalismo?

Las acusaciones del Sr. Urresti, por supuesto, descubren más a este personaje. Por supuesto, no nos intimidan ni nos preocupan sus acusaciones. Nadie en su sano juicio se creería esa pavada. Menos aún cuando recordamos que quien tuvo cercanía al montesinismo fue, justamente, quien actuaba en el área de Comunicaciones del Ejército en los noventa.

Este es el verdadero nacionalismo; siempre fue así, nunca cambió. Una pena que cuatro años de gobierno no les hayan servido para entender lo que significa la palabra democracia. Y respecto al inefable, es una cortina de humo a leguas. Lo sabe él, y lo sabemos nosotros.

Juan José Garrido director@peru21.com