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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

En el 2006 estrené una obra de teatro que llamaba "Ruido". Presentaba a una familia extraña que acoge a una vecina durante una noche de toque de queda en medio de la crisis del primer gobierno de Alan García. Estábamos cerca de la segunda vuelta de las elecciones y la condena era cruel: tendríamos que elegir a García para que no ganara la versión más radical de Ollanta Humala, un militar de ideas radicales que amenazaba implementar una política autoritaria y estatizante. Cada noche, más de cien personas veíamos la obra y, entre risa y risa, nos devoraba la angustia de saber que estábamos a punto de reelegir al presidente que nos había llevado a eso que veíamos arder en el escenario: la peor crisis de nuestra historia reciente.

Ahora, diez años después, vamos a reestrenar "Ruido". Justo antes de las elecciones que probablemente nos obligarán, una vez más, a elegir a un candidato muy cuestionado para no elegir a otro peor. Los personajes indefensos y abandonados de la obra cobrarán vida nuevamente y volverán a ser el espejo de nosotros, perplejos espectadores de una historia de miedo y decepción que no tiene cuándo acabar.

Hace diez meses, este diario me encargó escribir una columna cada dos semanas en un espacio no cultural. La tomé como una oportunidad para desarrollar temas que no aparecen con tanta frecuencia en los espacios de opinión. En el teatro, la Acción Dramática es lo que hace el protagonista para conseguir su objetivo: mi Acción Dramática como columnista fue sobre todo visibilizar las luchas feministas y las culturales. Muchas personas se desviven por ser escuchadas y yo he tenido el privilegio cada dos sábados de desplegar en 500 palabras una opinión sobre un tema libre.

Han sido meses en los que he tratado de estar un poco menos distraída, más en contacto con la actualidad, con los oídos alertas a cualquier tema que pudiera ser material para una columna. Pero ahora que he empezado a dirigir "Ruido", necesito cerrar un poco los oídos y escuchar hacia dentro. La proximidad de las elecciones ha empezado a polarizar y alimentar la ira de la gente, todos alzan la voz seguros de poseer la verdad, pero yo prefiero regresar a mi espacio natural de reflexión: el escenario. "El teatro no sirve para cambiar el mundo, sino la mirada sobre el mundo", dice Enzo Cormann, así que ahí regreso con mi Acción Dramática, a retomar mi esfuerzo por entender el mundo. Agradezco mucho a los que me acogieron aquí y a los que me leyeron. Nos vemos en el teatro.