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Redacción PERÚ21

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Escritora

En 1992, junto con otros creadores teatrales, Alberto Isola peleaba por sostener una utopía. Estrenó una obra en un teatro de Miraflores la misma noche en que estalló Tarata "con cuatro personas en la sala y diez actores en el escenario, aplaudiéndonos a morir para afirmar que seguíamos vivos". La crisis y la guerra interna estuvieron a punto de acabar con la cultura, y hoy el testimonio de los que resistieron es una alarma que nos ayuda a no caer en la autocomplacencia.

Hoy, 23 años después, la cultura sigue resistiendo inmune a la indiferencia de nuestras autoridades. Este año, por ejemplo, el mismo Isola estrenó cinco o seis excelentes obras de teatro. David Carrillo sorprendió a todos con "Lo que nos faltaba"; Daniel Amaru Silva se convirtió en el dramaturgo del momento gracias a dos trabajos ambiciosos: "Cruzar la calle", producido por el Ministerio de Cultura, y "Salir", quizá el mejor del año. Yuyachkani homenajeó a Arguedas con estremecedora música ayacuchana en "Cartas a Chimbote", y luego conquistó la lujosa sala del teatro de la Universidad del Pacífico con cuatro obras que cantan de forma muy bella lo que nos duele oír. En el mismo teatro vimos "Desde afuera", un conmovedor grito contra la discriminación sexual dirigido por Gabriel de la Cruz. El Festival de dramaturgia Sala de Parto trajo al argentino Mauricio Kartun y más de cien teatreros tuvimos epifanías en sus clases magistrales. Carlos Galiano probó que un texto apolillado de Manuel Ascencio Segura puede convertirse en un montaje tremendamente actual; y justo cuando pensábamos que ésta era la mejor obra del año, apareció Jorge Castro con su brillante versión de Edipo Rey y nos dejó mudos. Resaltaron dos grandes esfuerzos individuales: Karin Elmore lanzó el primer festival de danza y teatro "Indisciplinados" y Roberto Ángeles publicó el cuarto tomo de una antología de obras teatrales contemporáneas. En cine hubo muy buenos estrenos: "NN" de Héctor Gálvez, "Aloft" de Claudia Llosa y "Magallanes" de Salvador del Solar remecieron estructuras. La literatura estuvo prolífica, y destacaron "Todos estamos muertos", de Daniela Ramírez Ugolotti, "Los Rendidos" de José Carlos Agüero, "Mitad monjes, mitad soldados" de Pedro Salinas y Paola Ugaz, y "La distancia que nos separa", de Renato Cisneros. El Hay Festival Arequipa coronó un excelente año cultural.

Mientras los personajes de la política nacional evidenciaban su pobreza moral, durante todo el año hubo gente luchando contra el desprecio de esos valores a través de la cultura, enriqueciendo mentes y espíritus, renovando las ideas, y evitando que se nos desmorone completamente la fe en el ser humano.