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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

En las lomas de Carabayllo, entre el polvo del desierto, el verde que casi no se asoma y los residuos del relleno sanitario, unos chicos juegan. Aprenden a ser artistas, a bailar y actuar. Pero no solo juegan y aprenden, también construyen juguetes. Juguetes de madera reciclada que consiguen de botaderos de la zona y que también compran a precio de desperdicio. Qulluchawan significa madera en quechua y es el nombre que le han dado a este taller de juguetes sus promotores: los miembros de la Escuela de Arte y Desarrollo Puckllay (vocablo que significa ¡Juega!, también en quechua).

El año pasado, esta fue la experiencia ambiental que resultó ganadora en la categoría de Ciudadanía Ambiental-Expresiones Artísticas del Premio Nacional Ambiental, organizado por el Ministerio del Ambiente. Junto a ella, en mi condición de jurado de la referida categoría, pude conocer muchas otras experiencias que enriquecieron mi visión sobre el Perú. Sobre todo, me dieron muchísima esperanza pues así como los líderes de Puckllay, conocí las historias de otros hombres y mujeres que se dedican a mejorar la vida de otras personas, a remediar los problemas de contaminación y brindar apoyo a quienes más lo necesitan.

Por esto y por mucho más es que el Premio Nacional Ambiental Antonio Brack Egg –en homenaje a nuestro primer ministro del Ambiente– es tan importante. No es solo un reconocimiento a todas estas personas por su trabajo desinteresado, además es una gran oportunidad que permite a los proyectos crecer y consolidarse para extender sus beneficios a más ciudadanos. Los juguetes del taller Puckllay han mejorado y han logrado venderse para dotar de fondos al proyecto y tener más beneficiarios. Además, la buena práctica del reaprovechamiento de la madera ha calado en la comunidad y en las familias de los participantes y ahora son varios los que ponen en práctica las técnicas aprendidas.

Este viernes, 16 de octubre, vence el plazo para postular a la nueva edición del Premio Nacional Ambiental. El procedimiento de postulación no es complicado, por lo que si eres parte de una iniciativa ambiental o conoces de alguna buena práctica que pueda postular, en buena hora: ¡aún están a tiempo! Así como el taller Qulluchawan hay muchos proyectos que merecen ganar. Aunque parezca una tarea titánica, para transformar la vida de las personas, a veces, solo es necesario un pedazo de madera vieja y un poco de creatividad.