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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Urbanista

Nuevamente otro accidente de tránsito en las calles de la capital acaba con la vida de un ciudadano. Esta vez le tocó a Odilón y mañana puede ser que te toque a ti o a tu hijo, tu hermana, tu madre, tu amigo, tu novia o tu esposo. Nadie está libre y antes del miedo a ser asaltado, tememos morir atropellados o que el vehículo en el que viajamos se salga de su carril por ir a velocidad, sea impactado por un conductor borracho o, simplemente, el mal diseño de las pistas resulte en una colisión.

Lo peor es que este terror a estar en la calle por el alto riesgo de no volver vivo a casa, acabar herido o ser, cuando menos, atacado o maltratado por algún estresado conductor, peatón o hasta policía de tránsito, se ha vuelto una sensación a la que estamos acostumbrados. Ya sabemos qué esperar cuando salimos a caminar o cuando subimos al bus. La mala costumbre de esperar lo peor nos ha arrebatado la capacidad de indignarnos y con ella la posibilidad de reclamar nuestros derechos y exigir lo que nos corresponde.

Es por ello que los candidatos al Congreso deben legislar y reconocer al transporte como un servicio público esencial y resolver la gobernanza de las ciudades que han dejado de ser una sola y son prácticamente una continuidad, como es el caso de Lima y Callao. Para ello, se requiere urgentemente crear la autoridad de transporte urbano.

Y es que si los accidentes de tránsito matan a tantos peruanos, ¿por qué continuamos con un sistema que no pone en el centro a la persona, su seguridad, su comodidad y su dignidad? La reforma del sistema es urgente, pues no puede ser que por un evento internacional una estación del Metro de Lima se cierre a los ciudadanos ni tampoco que la sanción a uno de estos buses por volver a matar sea la suspensión de la ruta, que deja sin transporte a miles de usuarios, cuando el Estado debe recurrir a una sanción que no solo castiga a quien cometió la falta, sino también a los usuarios, estamos dentro de un sistema sin sentido.

La reforma va más allá de las autoridades locales y, definitivamente, no es solo responsabilidad de la Municipalidad Metropolitana de Lima para el caso de la capital, exijamos a los congresistas preocuparse por la forma en la que nos movemos. Es nuestro derecho y es, también, su responsabilidad.

No esperemos a que la próxima víctima seas tú.