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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Urbanista

La época de fiestas de fin de año suele ser caótica y llena de tráfico. Los ciudadanos andan con más cuidado pues la inseguridad aumenta y los robos se vuelven más frecuentes. Pareciera que somos parte de un ciclo que se repite una y otra vez: llega fin de año, todos salimos de compras frenéticamente, tenemos las agendas llenas de actividades y, en medio de la locura, no necesariamente la pasamos bien.

¿Por qué ocurre esto? ¿Cuáles son los factores que nos llevan a vivir así al final de cada año? El motivo se encuentra justamente en nuestros patrones de conducta. Motivadas por las festividades y las expectativas asociadas a ellas, las personas hacen más viajes por la ciudad y, en consecuencia, más vehículos salen a las calles con destino a los comercios y en busca de servicios.

Naturalmente, a más autos en las calles hay mayor congestión y empiezan a escasear los estacionamientos. Un indicador interesante es, por ejemplo, el Centro Comercial del Jockey Plaza: según lo que me comentaron, solo dos días al año sus estacionamientos se llenan a tope: el día anterior al Día de la

Madre y el 23 de diciembre. Es natural que los conductores y peatones se estresen más y eso cause más fricciones y accidentes de tránsito.De la misma manera, la gente suele andar con más dinero en el bolsillo para comprar sus regalos, y esa es la oportunidad perfecta para los amigos de lo ajeno. Clonaciones de tarjetas y robos de clave en cajeros no se hacen esperar y esto incrementa, nuevamente, la preocupación y el estrés de los ciudadanos. Estos sentimientos se transmiten a la propia ciudad y el ambiente se torna tenso y hostil.

Es por ello, que algunas ciudades tienen políticas cuyos objetivo es disminuir el nivel de estrés de sus ciudadanos para lograr ambientes más amables y seguros. Estas acciones se insertan en políticas de salud pública y de bienestar ciudadano. Por supuesto, el rol del vecino es clave y si este –conociendo del alboroto que hay en las calles por fin de año– decide ser más tolerante, un poco más respetuoso y mantener la calma, entonces el ambiente emocional de la ciudad mejorará.

Quizá el próximo año podamos tener un fin de año más tranquilo tanto en la ciudad como en nuestras propias casas. Ese es mi deseo por fiestas para ustedes: una vida más calmada y simple en una ciudad mejor.