En el marco de la crisis postelectoral, el régimen de Nicolás Maduro ha desplegado una ola represiva con detenciones masivas arbitrarias en contra de los ciudadanos que protestan por el fraude electoral. Amnistía Internacional ha reportado más de dos mil personas detenidas y que el uso de la fuerza letal y fuerza menos letal excesiva por parte de funcionarios públicos y grupos armados progubernamentales han dejado al menos 17 personas fallecidas.
Lo que ocurre ahora en Venezuela no es nuevo, pues se trata de una dictadura que se ha sostenido en el poder haciendo la pantomima de elecciones, violando sistemáticamente derechos humanos y reprimiendo a su población; y esta vez muestra su rostro más totalitario ante la comunidad internacional con una estrategia mediática dirigida a infundir terror en la población para así silenciar a la oposición y sus intentos por recuperar su democracia ante el evidente fraude electoral del que hemos sido testigos en la región. Después de la elección, el régimen venezolano mediante una estrategia llamada Operación Tun Tun ha empezado a perseguir líderes políticos, periodistas y manifestantes para encarcelarlos y procesarlos arbitrariamente por terrorismo a modo de “castigo ejemplarizante” para evitar más manifestaciones opositoras por los resultados de las votaciones del 28 de julio.
La detención de María Oropeza se suma al expediente criminal de esta dictadura bajo esta estrategia. Oropeza es una joven dirigente del movimiento de María Corina Machado en Portuguesa, quien precisamente denunció el 6 de agosto en un video en sus redes sociales que esta Operación Tun Tun “carecía de argumento jurídico y que era realmente una cacería de brujas contra la ciudadanía por parte del régimen que perdió las elecciones presidenciales”. Después de esta declaración las fuerzas del régimen tumbaron con golpes estruendosos la puerta de su casa y se la llevaron por la fuerza y sin orden judicial. Todo esto fue transmitido y consta en las redes sociales. Luego de ello el régimen divulgó en redes un video escalofriante musicalizado con audios de la película Freddy Krueger y en el cual se muestra su detención, traslado con esposas y su encarcelamiento.
Este hecho expresa el nivel de la crueldad del régimen, y que lo hayan publicado en redes sociales evidencia que no les interesa la comunidad internacional, sino generar una campaña para atemorizar a los mismos venezolanos para que sepan que si protestan el terror va por ellos, con todo y testigos porque como denunciaba María: en Venezuela no hay Estado de derecho. No van a respetar nada, por eso para el régimen es más importante enviar un mensaje de que van a criminalizar, desmoralizar y humillar a la disidencia para que no se repitan las protestas.
Conocí a María Oropeza en Caracas en 2016 en un programa de diálogo y educación democrática de jóvenes. Su valentía, liderazgo, su fortaleza y compromiso con una Venezuela democrática y libre siempre fue admirable. Una fuente cercana nos comenta que no se tiene más información de ella, que posiblemente la procesen por terrorismo y que no le permitan la defensa privada como están haciendo con todos los opositores, y periodistas, y que, al cierre de esta columna, su madre no ha podido comunicarse con ella.
Los venezolanos ya han pasado días oscuros, y en esta nueva crisis el dictador amenazó con un baño de sangre si no ganaba. Hay mucha impotencia e indignación, y mucha gente siente que la comunidad internacional no va a poder hacer nada por la escalada represiva y los presos políticos como María. Tal vez en lo que podamos contribuir desde la sociedad civil en el Perú es en ayudar a difundir su caso para promover la solidaridad democrática con ella y no dejarla sola. Fuerza, María.
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