María Luisa del Río escribió una columna sobre Nadine Heredia. (Perú21)
María Luisa del Río escribió una columna sobre Nadine Heredia. (Perú21)

Redacción PERÚ21

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Desde que apareciste con tu sonrisa perfecta, acompañando al candidato que hoy es presidente, llamaste la atención de millones de peruanos porque tenías carisma, porque parecías inteligente, porque se te veía chambeadora, auténtica, íntegra.

A mí, personalmente, no me gustó nada la campaña que hizo tu esposo y voté en blanco porque la otra opción era Keiko Fujimori… y no hay manera. Pero cuando vi que ganaron Ollanta y tú, y que millones de jóvenes peruanos celebraban el triunfo de una propuesta aparentemente inclusiva e innovadora en aspectos sociales, decidí darles al menos un voto de confianza. Y cuando empezaron las suspicacias machistas acerca de tu "excesiva" participación en el gobierno te defendí muchas veces, en público y en privado, sosteniendo que no importaba que te metieras, y que menos importaba si era protocolar o no tu intervención. Yo sostenía, más bien, que si tus aportes eran valiosos, tenías que seguir adelante con todo, que dos cabezas piensan mejor que una siempre y que una mujer puede y debe tener mucho que aportar en un país como el nuestro.

Pero ahora ya no me das pena porque más allá de los detalles de quién te dio la plata, cuánto te gastaste y si es correcto o inmoral que tu ropero se beneficie con 38 mil dólares, lo que me produce rechazo es tu cinismo. Me hubiera encantado verte sacar las garras y decir cualquier cosa, pero directo y fuerte: "Sí, jódanse, me encanta la ropa. Sí, quiero postular"… Algo. Algo más atractivo que ese jueguito a media caña entre mujer de armas tomar y perrito faldero. Algo más consecuente que pasearte con Urresti después de que insultara a tantas mujeres peruanas. Algo más sólido que dar explicaciones ridículas sobre tarjetas de crédito gastadas entre amigas en Miami o no sé ni dónde porque me aburro como si estuviera viendo una novela mexicana cuando leo tus descargos en Facebook. Y mientras te pasas las horas diseñando la respuesta más diplomática para todo lo que se sospecha sobre ti, resulta que a tu gobierno le faltó ocuparse de reformas urgentes como el nuevo Código del Niño. Y ocupadísima como estabas en cambiar ministros, no tuviste tiempo de solidarizarte con la despenalización del aborto en casos de violación, el proyecto de Unión Civil te pareció "un tema espinoso", no te provocó exigirle a Ollanta que cumpliera sus promesas de abaratar el gas ni de construir 50 nuevos hospitales, etc. Y te quedaste en tu trono, agitadísima porque no te dejan ir de shopping, molesta con el Perú entero porque no te dejamos ser tú misma.