Fidel Castro (USI)
Fidel Castro (USI)

Estoy frente al teclado y no encuentro respuesta a una pregunta que ronda mil veces por mi mente: ¿cómo puede la clase media que no gana en dólares comprar alimentos? ¿Qué comen los más pobres, además de basura?

Hace días, la familia de un ingeniero exitoso, clase media, que debió cerrar sus empresas durante estos largos años, me invitó a compartir su mesa junto a sus cuatro menores hijos. Un plato de caldo. ¡Nada más!

Ese venezolano, con el agotamiento y la tristeza que su sonrisa no puede enmascarar, se prepara para abandonar su tierra.

Hoy escribo unas frases de la receta que Fidel Castro le dio durante un almuerzo, en Cuba, a un general, quien por instrucciones de Chávez viajó a recibir adoctrinamiento: ‘Se debe controlar los alimentos, ponerlos en manos del Estado, con esto los manejamos a todos, a nuestro antojo’; ‘a la gente hay que tenerla ocupada buscando comida, medicina’; ‘establecer una economía dual. Una que lleva el régimen para los pobres, y la otra que se le hace inalcanzable a la oposición. Los pobres quedan dominados y los otros buscan irse’.

Iba a iniciar esta columna con el “Juicio histórico” anunciado por Diosdado Cabello, uno de los capos del régimen. ¿Las razones? Traición a la patria y ser responsables de la crisis económica por apoyar las sanciones de Trump. Estos juicios serán la excusa para abrir la compuerta de la hambruna que se avecina y para enjuiciar a “los culpables”. Ya todo está programado en detalle para los meses que vienen.

Mientras escribo, está muriendo un venezolano. Por eso es perverso darle oxígeno al régimen. Esperar es hacerse cómplice homicida de la receta de Fidel, ahora cocinada por Raúl.

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