LIMA ,08 DE MAYO DEL 2020

RETRATO A YENI ORTIZ, DUE„A DE LA BODEGA ORTIZ. 


FOTOS: JESUS SAUCEDO / GEC
LIMA ,08 DE MAYO DEL 2020 RETRATO A YENI ORTIZ, DUE„A DE LA BODEGA ORTIZ. FOTOS: JESUS SAUCEDO / GEC

Por Martín Naranjo, presidente de Asbanc

William N. Goetzmann, profesor de la Escuela de Negocios de Yale, caracteriza a los intermediarios financieros como “máquinas del tiempo”. Está claro que estas máquinas no pueden trasladarnos en el tiempo físicamente como personas, pero sí pueden trasladar valor en el tiempo. Pueden trasladar el valor de nuestras ideas y de nuestro trabajo.

Estas máquinas son simplemente un conjunto de contratos, de herramientas y de tecnologías útiles para expandir nuestra libertad y mover recursos en el tiempo para lograr nuestros objetivos. Mover recursos en el tiempo implica crear formas de aseguramiento que permitan gestionar la incertidumbre y los riesgos que se generan.

Cualquier idea de negocio, desde la más pequeña hasta la más grande, es valiosa. Sin embargo, ese valor está en el futuro, todavía no existe y, para materializarse, requiere de mucho esfuerzo y capacidad de gestión. También requiere levantar la restricción que impone la ausencia de liquidez.

El sistema financiero, a través del crédito, hace posible que nuestras ideas de negocio empiecen a generar valor hoy mismo. El crédito levanta la restricción de liquidez que impide la materialización de la riqueza potencial de nuestras ideas de negocio. Trae del futuro ingresos que no existirían sin crédito. En este sentido, el sistema financiero es crítico para el crecimiento y para la reactivación, ya que conecta con el futuro de manera eficiente y posibilita generar los ingresos asociados con nuestro esfuerzo, nuestras ideas y nuestra capacidad de innovación.

Algo similar sucede con una casa o un vehículo. Un crédito hipotecario o uno vehicular nos permiten comprar hoy. Tanto el crédito hipotecario como el vehicular traen al presente nuestro trabajo e ingresos futuros.

Es también perfectamente posible ahorrar e ir creando poco a poco el monto necesario para llevar a cabo nuestros planes. El ahorro es una manera de llevar al futuro los frutos de nuestro trabajo. Para este propósito, el sistema financiero es un sector esencial y constituye una infraestructura crítica. Por este motivo, el Estado fomenta y garantiza el ahorro en el sistema financiero, y es porque fomenta y garantiza el ahorro que el Estado regula y supervisa a los intermediarios: es absolutamente necesario que el ahorro en el sistema financiero sea una forma muy segura de mover al futuro nuestro esfuerzo acumulado.

En este rol dual e inseparable —por un lado, llevar al futuro de manera segura el valor de nuestro esfuerzo acumulado y, por otro, con ese esfuerzo acumulado traer al presente de manera eficiente el valor potencial de nuestras ideas—, radica la contribución del sistema financiero al desarrollo del país y el imperativo de la inclusión financiera. De este rol se desprende, además, la necesidad de una regulación prudencial ajena a improvisaciones populistas.