[Opinión] Richard Arce: Inti y Bryan. (Foto: Renzo Salazar / @photo.gec)
[Opinión] Richard Arce: Inti y Bryan. (Foto: Renzo Salazar / @photo.gec)

A dos años del asesinato de Inti y Bryan, sigue vigente el aura de impunidad del crimen de estos dos jóvenes, que, además, tiene a una docena de jóvenes heridos, que terminaron lisiados y discapacitados de por vida, todo por la violenta represión policial ordenada por el régimen de Manuel Merino de Lama.

Fue la última gran movilización social en rechazo a la imposición del Congreso de un nuevo gobierno, en plena pandemia, abusando de la figura de la vacancia por incapacidad moral, que, a pesar de las serias acusaciones que ahora sí se han evidenciado contra Vizcarra, en ese momento era un despropósito, por la coyuntura que se vivía.

Es importante recordar estos crímenes, primero para buscar justicia por estas muertes innecesarias y darles la tranquilidad a los familiares deudos de estos dos jóvenes, que inclusive han soportado una andanada de descalificaciones para justificar su muerte, cuando todo el país fue testigo de la represión violenta de la Policía y la utilización de armas letales.

Durante estos dos años se ha pretendido construir una narrativa distinta a la realidad, sobre todo en el Congreso, donde inclusive han condecorado a Merino y han blindado a varios excongresistas de las investigaciones fiscales, protegiéndolos impunemente para evitar que se les levanten los fueros, para que sea la justicia quien se encargue de sus responsabilidades penales.

Esto ha sido vergonzoso para todo un país, ver que una vez más el Congreso se presenta como encubridor de delitos graves, basta ver, si no, la impunidad de Luciana León, Alarcón, Becerril; que, gracias a la complicidad de los congresistas afines a sus partidos políticos, no pueden ser investigados por la justicia.

Pero que no canten victoria, porque pasarán cinco años y es un deber de la justicia investigarlos y sancionarlos con todo el peso de la ley, porque los delitos que han cometido tienen penas severas; por tanto, no habrán prescrito todavía.

Que se haga justicia por Inti y Bryan, caiga quien caiga. Es una tarea pendiente de un Estado con memoria.