(GEC)
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En política nada es casualidad: en una sola semana, con timing preciso, se bajaron a dos de los fundadores y figuras más visibles del Partido Morado con denuncias y noticias que alguien ha tenido guardadas durante varios meses. Ambos casos eran noticiosos y los rivales no los han desaprovechado. Aniquilaron políticamente a Mora y golpearon fuerte a Guzmán. Evidentemente esto fue planeado para que sea así, pero, ¿qué no lo es en época electoral? Ya desde hace tiempo hacer política en Perú se ha convertido en el arte de escarbar en la basura hasta encontrar algo que tumbe al oponente.

En el caso de Guzmán, era solo cuestión de encontrar un buen momento para destapar el guardadito y sorprenderlo, porque saben que si lo sacan de su discurso preestablecido, se enreda y suele terminar chamuscado. Pero eso no quiere decir que esté totalmente quemado. Aunque el caso de Guzmán tiene buen material gráfico memeable, ni Toledo, García o Raúl Diez Canseco cayeron por infidelidades. El problema de Guzmán, más bien, es la poca agilidad que mostró para manejar una situación bastante rochosa, lo que requiere herramientas que parece no tener consigo. En casos como estos, innegables y flagrantes, la verdad es el mejor aliado. A veces no queda otra que “apechugar”.

¿Esto da para menoscabar la intención de voto de los morados? No lo creo. Es posible que mantengan el fuego que habían logrado encender en una campaña centrada en los candidatos y no en los líderes partidarios. Tienen buenos cuadros que le harán mucho bien al Congreso. Lo que sí, los morados deberían comenzar a pensar en otra opción a la Presidencia o el “centro”, dentro de poco, será ocupado por otros.

Las campañas en Perú siempre se definen en los últimos días. Esta no será la excepción. ¿Qué denuncia saldrá hoy?

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