(Foto: archivo GEC)
(Foto: archivo GEC)

En reciente presentación pública, el presidente Francisco Sagasti aseguró que están dejando listo “un esquema para la llegada de vacunas hasta fin de año”. Con ello, dijo, queda asegurada la vacunación de todos los peruanos mayores de 12 años hasta el final de 2021.

El esfuerzo realizado por el gobierno de transición y, específicamente, por su Cancillería y su Ministerio de Salud ha permitido anunciar este alentador avance en la lucha contra el COVID-19 en territorio nacional, que deberá ser reforzado y ratificado por el siguiente gobierno desde el mismo 28 de julio.

Esto es, mantener el mismo cronograma de inoculaciones y, de ser posible, acelerarlo con la adquisición de nuevos lotes de vacunas. Lo que de ningún modo se debe hacer –por lo menos en ese caso específico– es tirar por la borda el trabajo realizado y empezar a planificar de cero nuevamente, como suele ocurrir con cada cambio de autoridades. El ministro de Salud ha sugerido, no sin razón, que quien lo suceda en el cargo debería mantener al equipo actualmente a cargo del proceso de vacunación, una propuesta que esperamos sea atendida para continuar avanzando hacia la meta de neutralizar el virus y poder voltear así la mirada a los otros problemas estructurales del país.

Esas 78.7 millones de dosis que se han asegurado deben ser administradas de la mejor manera, en efecto, para que el nuevo gobierno –obviamente sin descuidar la fluidez del proceso, la cobertura nacional y la atención a nuevas variantes o terceras olas de la plaga– se pueda enfocar en la reactivación económica. Asegurados los temas de salud, en los que fuera de la ciencia no hay controversia ideológica posible, se podrán afrontar las tareas urgentes de la pospandemia, que no serán pocos si pensamos en lo que respecta a sectores como educación, turismo, producción o a dramas mayores como el enorme desempleo.

Así pues, el gran legado de este gobierno de transición será, indudablemente, el gran salto que se dio en la lucha contra la pandemia. El siguiente gobierno, al tomarle la posta, tendrá que honrar tanto esa responsabilidad como los logros que, en tan crucial aspecto, deja al Perú.

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