¿Qué significa marcar 'SÍ' o 'NO' en la pregunta sobre la reelección de congresistas?
¿Qué significa marcar 'SÍ' o 'NO' en la pregunta sobre la reelección de congresistas?

Juristas y especialistas en temas electorales están a favor de la reelección parlamentaria. Coinciden en que el porcentaje de congresistas reelectos es mínimo y sostienen que los nuevos deben aprender a legislar acompañados de “la voz de la experiencia”.

A su favor hay una buena cantidad de argumentos: las leyes no deben obedecer a una coyuntura, deben proyectarse en el tiempo. Los liberales están en contra de las prohibiciones. La no reelección debilitará, aún más, a los partidos políticos. Las estructuras partidarias son un pilar de la democracia.

Pero la realidad es otra. La mayoría de los ciudadanos está en contra de la reelección inmediata. Los que salen reelegidos son pocos, pero casi siempre son los mismos. No quieren que el próximo Congreso vuelva a mostrar esos rostros, esos dientes, esas uñas.

El comportamiento de esos congresistas reelectos, los últimos 30 meses, ha sido unas veces vergonzoso y otras patético. Gratuitamente agresivo, soberbio e incoherente. Sin ninguna autocrítica, se desconectaron de las necesidades del país y de los peruanos.

Por eso, la mayoría está convencida de que, en vez de experiencia legislativa, esos políticos acumularon, más bien, maña y destreza para la trampa, contactos para la negociación debajo de la mesa, malas artes para el blindaje y poder. El poder que les ha permitido intervenir en el sistema de justicia, en las débiles instituciones que reserva el país y aun en las reglas de la economía.

¿Qué reformas, leyes, proyectos importantes han sacado adelante en estos dos últimos años los congresistas reelegidos en 2016? ¿Qué ley que el Gobierno o el Tribunal Constitucional no haya tenido que observar?
¿No han sido ellos, los reelectos, los que más trabas han puesto? ¿No fue uno de ellos el que impulsó las normas en contra del sistema previsional? ¿No fueron ellos los populistas que votaron la ley de Negociación Colectiva para el sector estatal?

¿Qué les han enseñado a los nuevos legisladores? ¿Que consideren la solvencia económica del Estado? ¿Que piensen, antes de redactar una propuesta populista, en el déficit fiscal? No. Al contrario. Los han llevado de la nariz a blindar impresentables y corruptos. A votar para traerse abajo la lucha contra la corrupción. A votar leyes con nombre propio. A desprestigiar, todavía más, el Parlamento.

En estos días, antes de irse, la última semana de la legislatura de este año, de viaje a sus regiones en lo que llaman “semana de representación”, la mayoría fujimorista con los votos del Apra y de Peruanos por el Kambio aprobó a trompicones y sin que se discutiera en el Pleno, una ley para beneficiar a sus líderes: Keiko Fujimori, Alan García y Pedro Pablo Kuczynski. Una entelequia que convierte el delito penal de lavado de activos en el de financiamiento ilegal. Con penas menores, con retroactividad y con el riesgo de quebrar los procesos de investigación que sigue el equipo especial de fiscales que tiene a su cargo el caso Lava Jato.

El presidente Vizcarra ha dicho que la va a observar. Salaverry, el presidente del Congreso, ha dicho que no la firmará, pero la bravuconada fue transmitida en tiempo real y quedó registrada para la historia.

La ciudadanía está muy enojada. La sanción que les aplicará servirá para expresar y canalizar su descontento.

Claro que en el Congreso actual hay dignas excepciones. Políticos decentes que deben sentirse tan indignados como los ciudadanos por lo que hace la mayoría parlamentaria. Confiemos en que sean precisamente ellos, los excepcionales, los que el próximo lustro se encarguen de hacer trabajo político al interior de sus partidos y en todo el país. De fortalecer sus organizaciones, y de leer, pensar y escribir sobre el Perú.

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