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Redacción PERÚ21

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Guido Lombardi,Opina.21Un ejemplo es el caso del congresista José Urquizo, cuya zigzagueante trayectoria política fue relatada por Carlos Tapia el lunes en RPP Televisión. Licenciado en Cooperativismo por la Universidad Federico Villareal, tiene también una maestría en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (España). Fundador del movimiento Qatum Tarpuy (La Gran Siembra), cuyo símbolo era una hoja de coca, se alía con el líder cocalero Nelson Palomino. En el 2003 llega, en alianza con el APRA a la vicepresidencia regional de Ayacucho y en el 2006 postula al Congreso como invitado del nacionalismo. Elegido congresista preside la Comisión de Defensa, Orden Interno y Lucha contra las Drogas de la que es asesor nada menos que Adrián Villafuerte conocido entre sus amigos como "El ácido".

Reelegido congresista se dedica a la protección de perros callejeros hasta que es nombrado ministro de Defensa y se convierte en pieza clave para los ascensos militares (en particular de los oficiales pertenecientes al arma de Inteligencia).

Lo demás es historia conocida: solicitud al almirante José Cueto para ubicar al coronel Oswaldo Zapata (primo de OLM) en la Dirección de Inteligencia del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, constantes visitas de éste a su oficina en el Congreso, cenas en la casa de OLM durante la irregular custodia policial y ninguna explicación a la opinión pública porque solo declarará ante la comisión investigadora del Congreso. ¿Cómo hizo este cooperativista-cocalero para dirigir la Defensa Nacional de la mano de un operador de Montesinos? Parece un acto de magia.