Madrid bien vale el museo del Prado. (Getty)
Madrid bien vale el museo del Prado. (Getty)

Estando con el año 2019 apenas despuntado, es momento propicio para recordar las efemérides que se nos aproximan. Faltan solo dos años para celebrar 200 años de la independencia del Perú. En julio se cumplirán 50 años de la llegada del hombre a la Luna y, en mayo, 500 años de la muerte de Leonardo da Vinci, el pintor, escultor, inventor, científico, escritor, ingeniero, filósofo, y tantas cosas más, que escribió: “Dejo de trabajar. Se enfría la cena”, para, a continuación, dejar de existir.

Un aniversario que se ha empezado a celebrar con todos los honores es los 200 años de la creación del Museo del Prado. Su puesta en marcha se debió sin duda a la voluntad y al empeño de la Corona española. Carlos III, el “mejor alcalde de Madrid”, según decía el gracejo popular madrileño, mandó construir el edificio allá por 1786. Las obras, sin embargo, quedaron frenadas como consecuencia de la invasión napoleónica al inicio del siglo XIX.

Frustrados los intentos de Napoleón de conquistar la península ibérica y devuelto su hermano José a Francia, las obras del museo retomaron su impulso. Finalmente, en 1819, y ya con el territorio americano levantado en oleadas independentistas, el Museo del Prado pudo inaugurarse y empezar a sumar una de las mejores colecciones pictóricas del mundo. Goya, Velázquez, el fantástico El Bosco, el valenciano Ribera y también Rubens, y sus Gracias, están a la espera de que los visitemos y estudiemos. Y, de paso elijamos nuestro cuadro favorito. Yo me quedo, por ejemplo, con el misterioso cuadro El Perro, de Goya.

Si París bien vale una misa, Madrid bien vale un museo. Y este, el del Prado. Aunque, ya que está uno por allí, vale la pena transitar la “milla de arte” sin par que representa el Prado, con el Thyssen Bornemiza, y el Reina Sofía.

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