Fabiola Muñoz dejó la cartera del Ambiente y juró como ministra de Agricultura. (Foto: Hugo Pérez / GEC)
Fabiola Muñoz dejó la cartera del Ambiente y juró como ministra de Agricultura. (Foto: Hugo Pérez / GEC)

El machismo nacional ha tomado un filo gremial con los comunicados emitidos por tres consejos departamentales de agricultura contra la designación de Fabiola Muñoz en el Minagri por no ser ingeniera ni venir directamente del sector. Pero no es la primera persona que, sin ser ingeniero o del sector, asume el cargo. Ese mismo gremio no dijo nada cuando José Arista (economista), Juan Benites (economista), Milton von Hesse (economista), Luis Ginocchio (administrador) o Jorge Villasante (abogado) asumieron la cartera. No puedo saber cómo será su gestión, pero querer bajársela sin argumentos sólidos, solo con lugares comunes, a tres días de asumir, da para sospechar que en el fondo lo imperdonable para el gremio agricultor es que Muñoz sea la primera mujer en liderar el sector.

Mientras tanto, el congresista Tubino afirmó que los congresistas que realizaron cobros indebidos lo hicieron por “distraídos” y que, además, es una exageración que se les investigue. ¿Realmente le parece normal que gasten varios miles de soles en viajes que no parecen haber generado ningún valor al país y que, además, cobren doble por hacerlo? Con esto, la frase otorongo no come otorongo vuelve a brillar en el cielo, pero esta vez será por muy poco tiempo. Ya no hay reelección, así que la inmunidad se acaba en un par de años y es muy probable que varios de los que en este momento se encuentran blindados enfrenten una denuncia por peculado que ya se activó.

Como probablemente sea el caso de la congresista Beteta, quien cerró la semana con una frase que oscila entre el chongo y la desvergüenza. La congresista argumenta en su defensa que endosar y depositar un cheque en su cuenta no es lo mismo que cobrarlo. Y eso que fue presidenta de la Comisión de Presupuesto del Congreso. Increíble.

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