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Luis Davelouis: De yerros y trampas
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Es la carrera de 400 metros con obstáculos. Faltando 120 metros, el jurado descalifica al que va segundo porque la carrera es con zapatillas y él está usando zapatos de clavos, lo que le da una ventaja sobre los demás competidores. La tribuna aplaude la decisión del jurado porque el sancionado quebró la ley y debe ser castigado.
- "¡Un momento! ¡El primero, el tercero, el cuarto y el quinto también están usando zapatos de clavos!".
- "Eso no justifica al descalificado, las reglas deben ser cumplidas por todos", balan desde la tribuna.
- "Pero si la descalificación es por usar zapatos de clavos y los demás también los están usando, también habría que descalificarlos, ¿no?".
- "No, porque nos quedamos sin carrera", mugen desde el palco.
- "¡Pero no es justo! ¡Eso se llama doble estándar! ¿Por qué no sacaron al primero, o al tercero, o al cuarto, o al quinto? ¿Por qué al segundo? ¡Oiga, además, los zapatos de clavos que está usando el quinto son robados! Allí están, allí mismo, ¡mírenlos!".
El jurado, mudo.
- "¿Ah, sí? –se extraña un puñado de hipócritas– Bueno, bueno, pero eso no tiene nada que ver, el segundo rompió las reglas, se va".
- "¿Y los demás que también las rompieron y con premeditación?".
- "¡Uy! ¡Qué mala suerte! ¡Ya se acabó el plazo para reclamar y también la carrera". Por la noche, el jurado se embriaga en la casa del quinto competidor.
Si el hombre solo es capaz de ver lo que quiere ver, la masa solo puede ver una cosa a la vez: el lobo o el precipicio. La ironía es que hubiera sido una carrera justa porque, salvo el segundo –torpe inexperto–, todos los demás estaban haciendo trampa. Quizás tengamos un gobierno de mierda. Y nos lo vamos a merecer.
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