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¿A quién perjudica directamente que las AFP les devuelvan su dinero a sus afiliados en el momento de la jubilación? En general, a las compañías de seguros. En particular, a aquellas aseguradoras –o aseguradora– que han –o ha– convertido las rentas vitalicias en parte sustancial de sus ingresos. Recordemos que, en el filo de la ley, el grupo al que pertenecía una de esas aseguradoras se apalancaba con los recursos de sus asegurados para hacer compras e inversiones en empresas que hicieron crecer ese mismo grupo económico. Esto, como antecedente.

Desde la Asociación de Aseguradoras (Apeseg) dicen que entregar el fondo al afiliado transfiere el riesgo de la gestión de ese dinero al recién jubilado, quien no necesariamente cuenta con los conocimientos para asegurarse un flujo de dinero mayor al que le correspondería si le vendiera su fondo a una aseguradora. Eduardo Morón argumentó que la aseguradora deberá pagar una pensión vitalicia aún si no logra generar rentabilidad suficiente para pagarla o incluso si el rendimiento es negativo. No sucede eso si el dinero lo gestiona el afiliado.

Esto es verdad. Pero también es verdad que el negocio de rentas vitalicias es muy lucrativo y de riesgo muy bajo porque no hay imprevistos.

¿Qué pasa si el afiliado se lleva su fondo y se lo farrea y se queda sin un centavo? ¿El Estado debe abandonarlo a su suerte por irresponsable? Pienso que nadie quiere que Lima se convierta en una Calcuta de la década de 1960, con personas muriendo en las aceras. El Estado se tendría que hacer cargo y el Estado somos todos, no es justo.

Así que la devolución solo debería proceder cuando el fondo no alcance para tener una pensión decorosa. Reforma de una vez.