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Luis Davelouis: De tripas corazón

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La expresión se parece a la de "comerse un sapo"; la admisión o aceptación de alguna persona, cosa o circunstancia desagradable por un bien mayor. Algo como lo que ha terminado haciendo Lourdes Flores Nano en esta alianza entre el Apra y el PPC.

Difícilmente alguien podría dudar o discutir las credenciales democráticas de Flores Nano. Uno entiende que por la consecución de objetivos más altos las personas —e incluso a veces las instituciones— deban hacer sacrificios. La Real Politik de la que solía hablar mi vecino, por ejemplo, tiene que ver con aterrizar la realidad y el abanico de posibilidades sobre el fondo de todas las discusiones. La supervivencia pesa más que la ética, que los acuerdos previos y más que la misma consistencia democrática.

Porque sí, uno puede entender que sin alianza el PPC quizá perdería la inscripción y que tal vez eso lo llevaría a la desaparición

La urgencia por sobrevivir lleva a tomar decisiones incómodas y en apariencia contradictorias. Uno puede pensar que el tipo con el que hay que aliarse es un antipático, vacuo, presuntuoso, patán, soberbio y mal educado. Incluso, hasta puede tener algunas dudas sobre su honestidad.

Pero, ¿cómo se reconcilia uno consigo mismo cuando el sujeto con el que hay que aliarse es todo eso y además nos consta que es un delincuente porque nosotros mismos lo hemos acusado durante años de serlo? No es que tenga dudas y reservas o reparos, me consta que el tipo es un mal elemento, un oportunista, un corrupto y además un ser humano espantoso porque a mí mismo me ha hecho algunas mataperradas que yo no le haría ni a mi peor enemigo.

Felizmente, eso no está pasando. ¿Se imaginan? ¡Sería horrible!