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Luis Davelouis: No, sonsito, no es odio
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Ayer reproduje la serena y detallada descripción que el periodista Luis Felipe Gamarra hace en su libro Pequeños dictadores de aquel macabro episodio de nuestra historia reciente: la masacre de Barrios Altos. Entre los comentarios de quienes leían cómo el Grupo Colina le descerrajó 11 balazos y un tiro de gracia a un niño de 8 años en una pollada –pasmosos, tristes, impotentes e indignados–, uno comentó "trágate tu odio, igual votaré por Keiko".
He bloqueado a alrededor de 200 fujitrolls cuya dedicación exclusiva es insultar, lanzar o repetir falacias, mentiras y ad hominem sin referirse jamás a alguna idea o concepto. En las últimas dos semanas, los fujitrolls de menos de 20 seguidores se han multiplicado ostensiblemente, lo mismo que el calibre y la violencia de sus balbuceos. Es imposible no sonreír con algo como esto: "Te bas a tener ke ir del pais cuando gane Fujimori cabro concha tu madre, estamos artos de tu odio". ¿Dónde reclutan a estos? Cierto, no se puede pedir mucho a cambio de un táper con arroz, pero podrían poner de editor a uno que pueda escribir su nombre sin faltas de ortografía y a ese darle dos tápers.
Para muchos fujimoristas (no solo fujitrolls) decir que Ramírez es investigado por lavado de activos es odiar; señalar lo inverosímil que es que Keiko no lo supiera es odiar; recordar que Chlimper está involucrado en la manipulación de un audio es odiar; llamar la atención sobre la reputación de los aliados de Keiko (mineros ilegales, combis asesinas, fanáticos religiosos, etc.) es odiar; preguntarse cómo así en la bancada de Keiko hay 11 investigados por narcolavado sin que ella lo sepa es odiar; salir a marchar porque temor a que el Perú se convierta en narcoestado es odiar, y así.
No es odio, es memoria.
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