Luis Davelouis: ¿Seré yo, Señor?

“Cuando uno de los detenidos del caso Odebrecht era transportado al penal, un sujeto que se hizo pasar por periodista se le acercó y le dijo: “Tú no vas a decir nada, ¿ya? Porque ya sabes lo que pasa”.
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En el 2000, seguramente, la ansiedad tenía esta forma: "Yo me reuní con Montesinos, ¿me habrá grabado? ¿Saldré en la TV?". Hoy quizás sea: "¿Yo recibí plata de XYZ, ¿estaré en alguna lista?".

Igual que entonces, la justicia solo alcanzará a los más vulnerables. Quienes tienen los medios económicos y la influencia necesarios no serán sancionados por la justicia ni moralmente por la sociedad. Y tal vez hasta algún reconocimiento obtengan, algo como empresario del año.

Caerán primero quienes carezcan de aparato político que los sostenga o de padrinos con alguna cuota de poder vigente. Como un ex viceministro y ex funcionarios de mando medio y de confianza de un ex ministro aprista, hoy en desgracia dentro de su partido.

Siguió un ex presidente corrupto, con la reputación deshecha por él mismo, sin partido, sin amigos ni aliados en el poder. Quizás lo siga otro ex presidente que anda más solo que Darth Vader un jueves de patas. El mensaje implícito sería que, si de cinco presidentes están presos tres, aquí nadie se sale con la suya. Aunque sea mentira.

Fíjese. Cuando uno de los detenidos del caso Odebrecht era transportado al penal, un sujeto que se hizo pasar por periodista se le acercó y le dijo: "Tú no vas a decir nada, ¿ya? Porque ya sabes lo que pasa". Hoy, ese detenido solo come lo que le llevan de su casa y renunció a ser colaborador eficaz.

¿Quién puede hacer que alguien elija comerse 10 años preso antes que abrir la boca para rebajar su pena? No es raro que alguien tema más a las posibles represalias de ese al que delató que al castigo de la justicia del Estado, pero no solemos pensar en esos términos.

Pablo Escobar tenía ese poder. Y también solía enterrar su plata.

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