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Luis Davelouis: Robo delivery
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Juan estaba en una fiesta. Como debía regresar manejando, antes de las 11 de la noche se despidió y se fue. Cuando llegó a su auto, este estaba con un vidrio roto y el interior desmantelado. Sin asientos, sin consola, sin relojes, sin computadora, sin radio, sin parlantes, sin nada. Por supuesto, nadie vio nada y Juan se quedó en la fiesta hasta las últimas consecuencias.
Al día siguiente llamó a su bróker de seguros y fue a la comisaría a sentar la denuncia del robo. Fue extraño que el policía le diera un número de celular acompañado de un "seguramente ahí saben dónde están sus cosas".
- "¿Aló? Me dieron este número, me robaron cosas de mi auto, tal marca, tal modelo, tal año, tal color".
El tipo al otro lado de la línea contestó de manera impecable.
- "Buenas tardes, soy el Sr. Pérez. Claro que sí, vamos a buscar esas partes. Por favor, vuélvame a llamar en dos horas, voy a estar esperando su llamada". Dos horas después Juan llamó. "Tenemos todas sus cosas, son 6 mil dólares".
Como es más o menos esperable, Juan lo mandó a pudrirse en la menos elegante de todas las formas y regresó con su bróker. Este (ojo con esto) había subcontratado a otro bróker y resultaba que el auto de Juan no estaba cubierto contra esa clase de robo. Juan le dejó el teléfono del reducidor a su bróker y dos días después lo llamaron del taller para decirle que su auto estaba listo.
- "Todo está perfecto, todo es lo mío, pero ese no es mi radio".
- "Disculpe, denos un día más".
Cuando Juan regresó, encontró una nota en el parabrisas: "Estimado señor Juan, manejamos muchísimas autopartes y a veces nos equivocamos. Como compensación le instalamos dos parlantes Pioneer de 120 w. Mil disculpas por las molestias. Firma, el señor Pérez".
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