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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Como el debate sobre la Ley Universitaria era demasiado difícil de ganar, pasamos al debate sobre las calificaciones e idoneidad del ministro del sector, coincidentemente un gran impulsor y defensor de dicha ley. "Hay que botarlo porque no hizo nada", "porque no avanzó para los Panamericanos", "por las compras dirigidas en su sector" o "porque quiere destruir a la familia metiendo la ideología de género en el colegio".

Hay quienes creen con sinceridad alguna o varias de las afirmaciones precedentes, pues la información fidedigna no es de fácil acceso y no se procesa adecuadamente ni siquiera entre quienes nos dedicamos a difundirla.

Pero, ¿cuál es la excusa de Galarreta, por ejemplo? Me consta que es un hombre aplicado, que entiende lo que lee, que sabe lo importante que es la educación y, en general, las políticas de largo plazo. Lo he visto actuar en ese sentido, lo he escuchado decirlo. Él sabe que Saavedra no es un corrupto ni un vago ni un ineficiente; sabe que lo de las compras no depende de él. Sabe que en los últimos tres años el sector avanzó más que en los últimos 30. Sabe que Saavedra no compra el favor de los medios con publicidad estatal tanto como el congresista Mulder sabe que sus acusaciones de nepotismo son falsas.

Entonces, ¿por qué sostener todo eso que saben que es falso? Acceso a información tienen; pueden llamar al ministro o visitarlo y preguntarle directamente. No lo han hecho. Pueden llamar a cualquiera de esta larga lista de reconocidos expertos en desarrollo económico y social (https://goo.gl/DKwnJj) para que les expliquen por qué apoyan a Saavedra. No lo han hecho y no lo harán. ¿Por qué? Porque nada de eso importa. Y, entonces, ¿qué es lo que importa tanto como para botar a Saavedra?