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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

La vocación del presidente de abrirse frentes de manera gratuita ha quedado clara. Si hemos de guiarnos por sus comentarios al discurso, es evidente que PPK no mide los riesgos y es consciente de los frentes que abre. Ayer, por ejemplo, quiso bromear con el apellido de la Sra. Zavala y con los juegos panamericanos.

Cuando, durante la campaña, estuvo en Chicharrón de Prensa, PPK dijo que en Perú había una suerte de club de la construcción, una especie de Lava Jato autóctono, en el que las empresas se turnaban los proyectos grandes del Estado. PPK conoce este esquema y no hace nada por destruirlo. ¿Por qué? Ni idea.

Sería interesante examinar coincidencias: Odebrecht gana un contrato inmenso en Perú y, a las pocas semanas, otra empresa brasileña gana dos o tres contratos por el mismo monto en otro país.

El discurso empezó muy bien y luego se derrumbó irremediablemente. Al margen de omisiones varias y groseras (medio ambiente, reforma electoral, formalización, mea culpa endeble), PPK se abrió dos frentes solo por hacerse el gracioso. Como se abrió un frente poniendo a una persona cuestionada y sin habilidades para el cargo en un ministerio, como se lo abre cada vez que le preguntan del indulto o como cuando, en campaña, se iba de boca. Malo el discurso. Y la realidad no pinta mejor.