Las estadísticas nos dicen que, aunque la brecha global entre ricos y pobres es más pequeña que hace 50 años, las regiones más desiguales del mundo siguen siendo los países en vías de desarrollo, como el nuestro y varios de nuestros vecinos. América Latina es, hoy, la región sin guerras más desigual del planeta: más que India, más que algunos países de África Subsahariana.
El discurso global se enfoca –desde hace ya un buen tiempo– en encontrar maneras de ir cerrando dichas brechas, pues se reconoce que la de-sigualdad afecta la sostenibilidad del crecimiento económico y, a la larga, impide el desarrollo al convertir en permanentes las diferencias que permiten el acceso a los servicios públicos de calidad para todos los ciudadanos.
Llama la atención que en el Perú insistamos en que, creciendo para reducir la pobreza, todo lo demás caerá por su propio peso, contrario al consenso que uno escucha en las reuniones del Banco Mundial y el Fondo Monetario que se celebran en Lima.
Ayer se publicó un reportaje de la BBC sobre la inequidad en el Perú que luego fue rebotado por varios otros medios. Las fotos de la agencia Efe muestran el muro coronado con alambre de púas que separa el asentamiento Vista Hermosa en San Juan de Miraflores de Las Casuarinas, el barrio populoso y pobre del vecindario rico. Un horror a ojos del mundo civilizado. Varios criticaron la nota diciendo que se basa en y fomenta el "resentimiento" social. "¿Encima que invaden quieren servicios?", "es por seguridad, esa gente roba". Nadie pregunta por qué están ahí con sus hijos, sin agua ni luz, eso no es importante. Que desaparezcan, que se vayan. O mejor los tapamos con un muro, para que se manche la estrella.