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Luis Davelouis: El Pasaporte de PPK
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Nunca me importó que Pedro Pablo Kuczynski tuviera doble nacionalidad, no me parece que sea relevante ni que sirva como indicador de lealtad al Perú. Mi hijo la tiene, su mamá la tiene y nadie podría atreverse a decir que son menos peruanos por no renunciar a ella y menos cuando han vivido todas sus vidas aquí, en las buenas, en las malas y en las pésimas.
¿Que el poseedor de una segunda nacionalidad se puede escapar con más facilidad si se porta mal? Los mellizos del mal, Montesinos y Fujimori, no tenían pasaporte extranjero pero se largaron y con menos soberbia no los hubiéramos vuelto a ver nunca más. Lo que me incomoda del discurso de PPK es su efectismo implícito: como César Hildebrandt prácticamente lo acusó de traidor a la patria, el gringo se sintió culpable (el lobby feroz) y se inventó lo de devolver el pasaporte, algo absolutamente innecesario. Claro, luego perdió y no renunció a nada, porque no tenía sentido desde el principio. ¿Qué garantiza que tenga un solo pasaporte? De nuevo, un ex presidente que solo tenía pasaporte peruano sacó de contrabando muestras de material genético del Perú que vendió a una potencia extranjera.
Ni siquiera es un problema que haya mentido y que no haya renunciado al pasaporte, el asunto es lo que eso dice de él: digo lo que haya que decir, así sea mentira; hago lo que haya que hacer, sea bueno o malo. Hace pocos meses, PPK decía que las listas al Parlamento debían estar integradas por profesionales y ciudadanos intachables, que la meritocracia era esencial. Hoy vemos que cualquier hamponcillo con una cantidad significativa de clientes/votantes puede integrar su lista. Los votos a cualquier precio, igualito que todos los demás. Da igual si renuncia o no.
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