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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

¿Logrará el caso Odebrecht lo que los 'vladivideos'? Me gustaría pensar que sí, pero me temo que no. Lo único que sostiene mis pocas esperanzas de transparencia total es que la justicia de EE.UU. y Suiza están investigando.

Y es que, primero, por allá no interesa cuántos congresistas tengas sentados en la Av. Abancay y, segundo, de ser coimeables –que no–, deben ser mucho más caros que un juzgado que ordena una censura a medios de comunicación con una excusa ridícula desde alguna lejana región. Genaro/Orión/Orellana style.

La confesión de Odebrecht y otras constructoras brasileñas salpicará a todos, pero habrá poco verdaderamente nuevo, ¿cierto, colegas? No es que en el Perú no sepamos de qué tamaño es la corrupción ni quién o quiénes están involucrados ni desde cuándo. No es la falta de indicios lo que salva de la lupa de la justicia a muchos políticos, empresarios, funcionarios, estudios de abogados, consultoras, auditores, sindicalistas, empresas, ONG, periodistas, medios de comunicación, federaciones, etc.

Lo que falta son pruebas contundentes y esto se lo debemos –seguramente– o a la habilidad de los involucrados y/o al tamaño de su influencia o billeteras, o a la negligencia sistemática de las autoridades. La falta de voluntad política para legislar tapando las grietas que usa la corrupción también nos juega en contra: el caso Heredia es un claro ejemplo. Por suerte, hay Odebrecht.

Decepcionado, una autoridad de Confiep me dijo en 2007: "Nadie se compromete con la lucha anticorrupción porque les es funcional a todos". Así que no es un asunto de ideología señalar que el sistema está podrido.

Ojo: en el sistema están todos sin distinciones; derecha, izquierda, centro, arriba y abajo. Y es que ningún sistema se pudre a sí mismo, lo pudren las personas.