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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El sábado falleció el brigadier PNP Alberto Vásquez Durán víctima de las heridas que recibió durante las protestas en contra del proyecto Tía María. Lamentable e irreparable pérdida. Lamentable también que el suboficial Marco Lizandro Castro esté en coma.

Hace una semana, murió el trabajador de construcción civil Henry Checlla y poco antes el campesino Victoriano Huayna, de un balazo en el muslo. En el 2011, murieron el campesino Aurelio Huarcapoma de tres balazos y el estudiante Andrés Taipe, por una bala en el pulmón.

La semana pasada, el abogado Jesús Gómez presentó unos audios que retratan al dirigente Pepe Julio Gutiérrez como un extorsionador de última estofa por lo que debería ir preso. Pero Gómez también involucró, sin pruebas, a Southern (a quien dice no representar), a la gobernadora Yamila Osorio; al alcalde de Deán Valdivia, Jaime de la Cruz, y al presidente de la junta del Valle del Tambo, Jesús Cornejo. ¿A quién conviene que todo sea un asco?A la fecha, el costo de Tía María es de 60 y pico heridos, 5 muertos e igual número de familias destruidas. ¿Alcanzará lo que le pagaba Southern a Vásquez para mandar a sus hijos a la universidad ahora que él no está?

Si alguien puede decir con impúdica comodidad que quienes están en contra del proyecto Tía María son, todos, "terroristas anti mineros"; yo puedo decir que todos los que defienden el proyecto son unos lambiscones, convenidos, muertos de hambre, metalizados y racistas vende patria. Si las acciones de un puñado de delincuentes deslegitiman la protesta, el asesinato de un puñado de manifestantes a manos de la policía en defensa de los intereses de la minera, deslegitima el proyecto. Cualquier radicalismo es estúpido.